Un asunto de todos los estados
Nos echamos las manos a la cabeza, se encienden todas las alarmas y se declara la emergencia nacional cuando nos tocan la "soberanía", como debe ser, porque los "Asuntos de Estado" están por encima de cualquier Gobierno, responden a los sentimientos de los pueblos y así suelen ser tratados.
Sin embargo, miramos para otro lado al ver llegar a nuestras costas a los inmigrantes de territorios desfavorecidos en busca de un horizonte de futuro, cuando deberíamos hablar de un "Asunto de todos los Estados", porque es un problema que hay que resolver y que debería considerarse como una emergencia universal.
En cierta medida, todos tendríamos que sentirnos responsables de este drama humano permanente, que afecta a millones de personas que padecen las penurias y la falta de oportunidades que podrían encontrar en sus respectivos países si se pusieran los medios apropiados y si se emplearan debidamente los recursos necesarios provenientes de los países ricos.
Para ello sería necesario que todos los considerados Estados de bienestar y las grandes fortunas del planeta se alinearan en la misma dirección con la finalidad de que ningún ser humano se tenga que jugase la vida, como viene ocurriendo a la vista de todos, aunque hagamos oídos sordos a sus llamadas de auxilio.
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