Yolanda Díaz
Pablo Iglesias dijo antes de marcharse que Yolanda Díaz sería la primera mujer que llegaría a la Presidencia del Gobierno de España. Podía ser una exageración o una justificación de Iglesias la loa a la compañera que había apuntado como sucesora para liderar UP, pero hete aquí que en las últimas encuestas que se han publicado la vicepresidenta tercera sale como el miembro mejor valorado del Ejecutivo. Algo pasa con Mary, digo, con Yolanda, ¿qué pasa? Pues pasa que los españoles no son tontos y se han dado cuenta de que la nueva la ministra de Trabajo ha tenido que lidiar con la peor crisis económico-laboral que ha sufrido este país desde que tenemos uso de razón y lo ha hecho bastante bien dada la magnitud del problema y que las administraciones públicas no estaban preparadas para gestionar, por ejemplo, millones de ERTE. Díaz ha hecho una labor enorme, con talante conciliador, buscando siempre el acuerdo entre los agentes sociales, siempre sin acritud. Pero, que nadie se engañe, Yolanda Díaz es una comunista pata negra, no una comunista aficionada, no es de Podemos, viene del PCE y de IU, así que la ministra de Trabajo se ha dedicado a lo suyo, a la defensa de los trabajadores, de los empresarios honrados y del Estado, y, al mismo tiempo que gestionaba pagos y ampliaciones de ERTE para salvar a muchos trabajadores de la indigencia y a muchas empresas de la quiebra, emprendía una operación de inspección como nunca se había visto en este país. ¿No queríamos que alguien se tomara en serio la lucha contra el fraude fiscal y contra la economía sumergida? Bien, si eso es lo que queríamos la mayoría, Yolanda Díaz ha enviado miles de inspectores de Trabajo para acabar con la explotación, con los abusos y fraudes de los que se estaban lucrando con el sudor de los trabajadores ilegalmente. Díaz y la eficiente labor de los funcionarios del Ministerio de Trabajo han logrado en solo tres meses que 80.000 trabajadores que tenían contratos temporales fraudulentos pasaran a indefinidos y que 30.000 empleadas de hogar que trabajaban en negro hayan sido regularizadas. Naturalmente, a Yolanda Díaz ya le han salido enemigos, muchos enemigos, pues los que llevan toda la vida pasándose la ley por la entrepierna no se resignan a no seguir haciéndolo. Así, por ejemplo, los representantes del sindicato ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) han dicho sin cortarse un pelo: “Como no retiren las inspecciones no vamos a ser pacíficos”, y cosas parecidas han dicho otros sindicatos agrarios. ¿Se podrá tener la cara más dura? Algunos habían dicho que los insultos que recibió Pablo Iglesias no serían nada comparado con los que recibiría Yolanda Díaz, a mí, lo confieso, esa afirmación me pareció entonces una exageración, pero ya veo que no iban descaminados. En la cadena de TV de la ultraderecha ya han empezado. No hay cosa a la que más afición tengan los impresentables que insultar a la gente, sobre todo cuando esa gente no tolera sus fechorías y los impresentables carecen de argumentos. Licenciada en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, ampliación de estudios en París, tres másteres, de los de verdad, en Urbanismo, Relaciones Laborales y Recursos Humanos, y, sobre todo, las ideas muy claras. Díaz ya ha puesto el punto de mira en derogar todo lo abusivo de las sucesivas reformas laborales que han padecido los trabajadores de este país, esos trabajadores donde el grueso, unos diez millones, tienen un salario medio mileurista. Una ministra de Trabajo como no habíamos visto, un hueso muy duro de roer para los malos.
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