La tómbola monclovita
Pedro Sánchez, desilusionado ante el débil impacto social de su megalómana presentación del extemporáneo y ridículo "Plan 2050", y preocupado por la incidencia entre sus votantes del pretendido e incomprendido indulto de los facinerosos independentistas, ha cedido los trastos a su lugarteniente Iván Redondo, para que sea este quien ilusione a la deprimida tropa ciudadana con un nuevo y "estratosférico" anuncio.
Redondo, previo acto de fe y lealtad a su jefe (declaró que por Sánchez "se tiraría por un barranco"), anunciaba así de escueto la buena nueva, largamente esperada por el total de los mortales hispanos: "Les anuncio la creación de la Agencia Espacial Española".
¿Crear una NASA española para buscar vida inteligente en otros planetas? Vaya, ya era hora; de hecho, hace tiempo que en las colas del paro la gente no hablaba de otra cosa. Gracias, Pedro; gracias, Iván.
A los que ya tenemos una edad, el túnel del tiempo nos ha devuelto a 1970, año del estreno de la película de Javier Aguirre "El astronauta", con José Luis López Vázquez de "científico" jubilado, Toni Leblanc de "astronauta" y la espléndida ovetense Mary Paz Pondal como esposa de este último.
Una divertidísima comedia comparable a esta estrambótica, atractiva y genial idea, por inesperada, de la factoría Redondo, muy necesaria, por otra parte, para paliar el estado de deriva y zozobra en el que están inmersas miles de familias.
Como precedente, el anuncio, no hace mucho, de la creación de la Agencia Espacial Catalana, y un poco antes el fallido lanzamiento del satélite español Seosat-Ingenio (200 millones y 8 minutos activo, después de 12 años de espera y 500.000 horas de trabajo), por los fallos humanos de los Leblanc y López Vázquez de turno.
Lo hemos comentado en nuestro "comité de expertos" de andar por casa y hemos llegado a reescribir el guion, donde las implacables clases extractoras políticas se encuentran con la oportunidad pintiparada para esquilmar a toda la borregada nacional, acaparando riqueza y fondos y ante el previsible agotamiento de los mismos (sin ir más lejos, faltan 50.000 millones para pagar los ERE hasta septiembre), se marcan el estratosférico objetivo de viajar en Plus Ultra hasta Marte o Júpiter (con fondos europeos) y apropiarse del asteroide "16 Pyssche", el mayor yacimiento de oro del universo, del que en un supuesto y proporcional reparto, a cada cosmopaleto terráqueo le corresponderían mil millones de euros, nada menos.
La NASA ha dejado el camino expedito al anunciar una misión que no contempla el objetivo de traer el oro a la Tierra, sino uno mucho más científico cual es conseguir información para entender el nacimiento de nuestro sistema solar y el conocimiento de cómo se formaron la Tierra y el resto de planetas.
Nuestros avaros dirigentes, adoradores supremos del becerro de oro, incapaces de hacer que funcione la página del SEPE pero capaces de conquistar el áureo asteroide, asesorados por Garzón, el hermano de Alberto (sí, hombre, el que recomendaba imprimir billones de euros para salir de la crisis), no llegaron a considerar que por el efecto de la oferta y la demanda, el hipotético botín aurífero no valdría casi nada, por lo que la misión resultaría un colosal fiasco. Fin del guion.
Y como vamos de fiasco en fiasco, antes de que todo salte por los aires, ¿no sería más conveniente, más ético, más cristiano, poner los medios para que las personas en dificultades pudieran librarse de la mugre y el barro, y vivir? ¿Es entendible que todos los ministros vivan en los mundos de Yupi y ni uno solo se desmarque de esa calamidad? ¿Ni uno cuerdo?
En vista de las desgracias bíblicas que nos vienen cayendo desde el traslado de los restos de Franco a Mingorrubio, es una prioridad ponerse en contacto con su nieta Merry Martínez Bordiú, y suplicarle que, a cambio de devolver a su abuelo al Valle de los Caídos, retire el deseo maligno que dirigió a la ministra Delgado: "¡Que la maldición de desenterrar a un muerto caiga sobre vosotros!". Urge.
Saludos cordiales.
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