Los medios de comunicación y la verdad
El pasado domingo 23 de mayo, la cadena de TV La Sexta emitió un falsamente pretendido programa de investigación en la sección "Salvados" que, según parece, tenía como único objetivo denigrar a D. Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo, en su actuación como superior de la asociación Lumen Dei, nombrado por la Santa Sede tras la intervención de esta en 2008 y la dimisión de D. Fernando Sebastián en 2009.
Es una lástima que lo que deberían ser medios de comunicación, en pleno siglo XXI, se conviertan como esa cadena, también conocida popularmente como "La Secta", en instrumentos de manipulación y falseamiento de la realidad, apuntando siempre que pueden contra la Iglesia católica y contra los católicos, que somos los que la constituimos. Naturalmente que pueden y deben producirse opiniones críticas contra la Iglesia católica, contra sus prelados y contra los miembros de base, y probablemente por muchas razones, pero tales críticas han de ser emitidas y fundadas en hechos, razones y argumentos veraces. Sería triste que las personas a las que van dirigidas las actuaciones de los medios de comunicación, sean televisiones, periódicos en papel o digitales, redes sociales y concretamente en el caso al que nos referiremos del precitado programa, se limitasen simplemente a ser testigos mudos y ratificadores silentes de las opiniones vertidas, disfrazadas de hechos incuestionables (aunque mediatizados, desenfocados o sencillamente falsos) que tales medios presentan.
No, ciertamente, a tales programas no les interesa un público interesado en formar su opinión tras escuchar argumentos razonados y contrapuestos, puesto que prefieren, despreciando al verdadero periodismo, ser fieles y sumisos servidores de las opiniones del poder, el que en ese momento toque, para recibir a cambio las subvenciones que este, graciosamente y a cuenta de nuestros impuestos, arroja a quienes comparten su visión, ya no solo en defensa de sus posiciones sino también atacando a quienes disgustan a ese poder. Estas posturas nos acercan peligrosamente a la instauración de un Ministerio de "la verdad", máxime si pensamos que el primer paso está dado con la malhadada ley de la memoria histórica.
La verdad del caso referido ha sido expresada por la propia asociación Lumen Dei que no solamente ha puesto al descubierto las mentiras expuestas contra el arzobispo, sino que, en su nota, aprueba y agradece la gestión llevada a cabo por D. Jesús Sanz al frente de la misma.
Respeto la postura del difamado, si esa fuere, de no actuar judicialmente frente a los emisores del panfleto televisivo, aunque quizá conviniera ir demostrando que solo por salir (en TV) no se puede decir lo que se quiera pues el respeto a la verdad y al buen nombre de las personas está por encima de la publicidad. De todos modos, yo me atrevería a invitar, en este caso a todos los que somos católicos, a que prescindamos de asomarnos siquiera a esa cadena, la Sexta, tan alejada de los valores que asumimos y defendemos, formulando una reflexión final humorística, de un "teólogo" –entrecomillado– perteneciente a la película de Mario Moreno, "Cantinflas", titulada "El padrecito", que citaba a Nuestro Señor Jesucristo para decir que los hombres tenemos que ser hermanos, no "primos".
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