La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » La revuelta comunera

La revuelta comunera

14 de Junio del 2021 - Marilde García

La rebelión de los comuneros, también llamada insurrección o revolución comunera, en tanto que revuelta antiseñorial o, según otros, primera revolución burguesa, como la consideran el historiador J. A. Maravall y el hispanista francés Joseph Pérez, para quienes es una de las primeras revoluciones burguesas de la Era Moderna, mientras que para el medievalista Julio Valdeón, en tanto que movimiento antifiscal es la última revuelta de la Edad Media.

Revolución, rebelión, insurrección, revuelta o, simplemente, movimiento comunero. ¿Y quiénes fueron los comuneros? Comuneros fueron quienes, durante los años 1520 y 1521, participaron en la revuelta armada de las Comunidades de Castilla. El nombre deriva del término “Comunidades” (ciudades, municipios), que aparece por primera vez en un escrito de protesta al rey Carlos I con motivo del desvío de impuestos.

Desde la muerte de Isabel la Católica en 1504 Castilla atravesaba graves problemas sociales y políticos. La corona de Castilla la heredó su hija Juana, en tanto que en Aragón continuó gobernando Fernando el Católico. Pero en 1506 muere Felipe llamado el Hermoso, esposo de la reina Juana, quien enfermó mentalmente (de ahí el sobrenombre de Juana la Loca), y Fernando el Católico pasa a ser regente de Castilla hasta su muerte en 1516. Le hereda su nieto Carlos, primogénito varón de doña Juana y don Felipe, quien llegó a Villaviciosa de Asturias, proveniente de Flandes en 1517 sin apenas hablar castellano y acompañado de una corte de nobles y eclesiásticos flamencos, que no conocían el país y ni hablaban castellano, lo que causó recelos entre las élites castellanas que temían perder poder, como así fue, pues Carlos les concedió cargos y dignidades, lo que molestó a los nobles de Castilla y Aragón. El descontento se fue trasmitiendo a las capas populares. Estas querían además que el rey hablara castellano, que las Cortes no votaran los subsidios que Carlos les pedía para conseguir la corona imperial, que se ocupara sólo de los asuntos de Castilla.

El detonante de la situación fue que tras las Cortes en La Coruña en 1520, convocadas por Carlos para conseguir dinero para su proclamación como emperador, los procuradores (representantes de las ciudades en las Cortes) votaron el servicio que aquel les requirió, lo que motivó el levantamiento de las ciudades.

Sumario: A propósito de la primera revolución moderna de nuestra Historia

Destacado: Hay quienes afirman que la mecha del espíritu comunero de reivindicación ciudadana prendió fuerte y profundo y aún hoy en día está presente en las reivindicaciones fiscales de nuestras ciudades

Primero el rey había convocado Cortes en Santiago que le negaron el servicio que les pedía si antes no atendía a sus reivindicaciones, pero posteriormente unas nuevas Cortes en La Coruña sí atendieron a sus demandas fiscales, tras lo cual el 20 de mayo el rey partió de inmediato para la elección imperial en Alemania dejando como regente al extranjero Adriano de Utrech. Esto produjo el 16 de abril una serie de revueltas urbanas en las ciudades del interior de la Meseta central situándose a la cabeza del alzamiento Segovia, Toledo y Valladolid, que se coordinaron, encontrando un candidato alternativo a la corona en la “reina propietaria de Castilla”, la madre de Carlos, Juana, cuya incapacidad o locura podía ser objeto de revisión, aunque ella misma de hecho no colaborara. Tras prácticamente un año de rebelión, se habían reorganizado los partidarios del emperador (especialmente la alta nobleza). También aspiraba a la corona imperial el rey Francisco I de Francia. El rechazo a este y el apoyo del banquero Jacobo Fugger, el banquero de los Augsburgo (los Fucares, como les llamaban en España) aseguraron la elección de Carlos que se apresuró a embarcar para Alemania. Las tropas comuneras fueron casi definitivamente aplastadas en la batalla de Villalar el 23 de abril de 1521. Sus líderes, los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado, fueron allí mismo juzgados y declarados culpables “en haber sido traidores de la corona real de estos reinos” y los condenaron “a pena de muerte natural y a confiscación de sus bienes y oficios”. Después de confesarse con un fraile franciscano, fueron trasladados a la plaza del pueblo, en la que se encontraba la picota donde eran ejecutados los delincuentes, y al día siguiente fueron allí decapitados. El Ejército comunero quedaba definitivamente deshecho. Solamente Toledo mantuvo viva su rebeldía, hasta su rendición definitiva en febrero de 1522.

No murió aquí el tema de las Comunidades, sino que han sido siempre objeto de minucioso estudio histórico, suscitando polémicas, incluso encontradas. Los intelectuales conservadores o reaccionarios adoptaron interpretaciones mucho más favorables a la postura imperial y críticas hacia los comuneros. En el siglo XIX se produce la primera defensa abierta de los ideales comuneros: los liberales los reconocen como sus predecesores en la lucha contra la tiranía y colocan los nombres de Padilla, Bravo y Maldonado en el salón de sesiones del Congreso. A partir de la segunda mitad del siglo XX se revitalizaron los estudios históricos haciendo uso de una metodología renovada. Incluso hay quienes afirman que la mecha del espíritu comunero de reivindicación ciudadana prendió fuerte y profundo y aún hoy en día está presente en las reivindicaciones fiscales de nuestras ciudades.

Recientemente, en el plano político, desde principios de la Transición, con la conformación de Castilla y León como autonomía, cada 23 de abril se conmemora la derrota de los comuneros, alcanzando finalmente el estatus de Día de la Comunidad de Castilla y León. Como no podía ser de otra manera, este año en el que debería conmemorarse el 500.º aniversario de la ejecución de los comuneros no hubo actos multitudinarios

Pero sí alcanzó una importante difusión popular mediante el poema épico “Los comuneros”, de Luis López Álvarez, musicalizado por el “Nuevo Mester de Juglaría”.

Cartas

Número de cartas: 45567

Número de cartas en Julio: 28

Tribunas

Número de tribunas: 2069

Número de tribunas en Julio: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador