Cudillero, trampa para peregrinos
Es sabido que el peregrino no gasta mucho dinero. Duerme en albergues, come bocadillos, bebe de las fuentes y cena austeramente. Además, no sale de copas porque se acuesta temprano. Sin embargo, el Camino de Santiago es un activo turístico que reporta beneficios publicitarios, de prestigio, políticos y, por tanto, electorales a los dirigentes de las autonomías y ayuntamientos por donde pasa.
En el Principado y en los concejos de Asturias han sabido resolver esta paradoja invirtiendo poco en el camino y maltratando al caminante.
Limitándome al concejo de Cudillero, que es el que mejor conozco, he visto con sorpresa e indignación cómo proliferan este año cientos de hermosos carteles nuevos señalando el camino. Estos carteles están en las carreteras, a la vista de todos los automovilistas que circulan por la zona. Tal vez cuando estos automovilistas regresen a sus casas dirán con orgullo que ellos estuvieron en el Camino de Santiago.
Además, existen carteles meramente publicitarios que no señalan el camino, sólo indican que se encuentra en las proximidades. De estos se pueden ver algunos incluso en las autovías. No habrá un solo visitante que no se entere de que por Asturias pasa el Camino del Norte. Podrán contárselo a sus nietos. El Alcalde, el Consejero responsable y puede que hasta el Ministro sonreirán satisfechos por la gran promoción que han hecho.
Otra cosa distinta sucede si cometemos la imprudencia de adentrarnos en los caminos así señalizados. Nos encontraremos, en el mejor de los casos, en trochas impracticables por donde no circularían ni las cabras más aguerridas. Caminos destrozados, maleza que te obliga a pasar de perfil, regatos que hay que vadear con el agua hasta la rodilla, cruces en los que se deja al peregrino a su intuición o buena suerte, tramos de 500 metros que regresan a la carretera a 50 metros de donde lo tomamos. Y en el peor, sencillamente, caminos que mueren en ningún sitio, de forma que no queda más remedio que dar la vuelta después de habernos adentrado por ellos, 800, 1.000 o incluso 2.000 metros.
Me gusta recorrer el concejo en bicicleta y, cada día, rescato a un buen número de peregrinos caídos en la trampa. La suerte es que funciona el boca a boca y muchos saben que, al menos hasta Luarca, deben ir por la carretera, sin fiarse de las señales. De no ser así, la situación sería hasta cómica: cientos de personas a pie y en bicicleta absolutamente perdidos.
Si nos tomamos la molestia de charlar con ellos sabremos la penosa imagen que tiene el paso por Asturias del Camino del Norte. Todos coinciden en que está muy bien en Euskadi, empeora en Cantabria y se vuelve intolerable en el Principado. Pero, claro, no son turistas atractivos económicamente, así que si no les gusta que vayan por el Camino Francés. Eso sí, el año que viene más señales, más grandes y más coloreadas. Y en cada cartel una foto del Alcalde y el Consejero, invitando o no al Ministro, y minutos en la TPA.
José Antonio Garabatos Cuadrado, Cudillero
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