El 4 por ciento de todo
Vemos la luz de galaxias que están a 8.000 millones de años luz (o más bien lo que eran hace 8.000 millones de años) y teniendo en cuenta que el universo tiene una edad de unos 13.770 millones de años, está claro que es mucho lo que vemos. Sin embargo, todo lo que vemos es solo un 4% de lo que hay, porque el resto no se ve. Esto es algo sobrecogedor, no solo por el hecho en sí, sino por la ignorancia que le acompaña. El dato se ha extraído del cálculo de los movimientos relativos de las galaxias. Pues para que ese movimiento sea posible se necesita una densidad mucho mayor de la resultante de lo que vemos: de ahí que solo veamos el 4% de todo. ¿Qué es ese todo? Sabemos que el restante 96% está formado por un 26% de materia oscura y un 70% de energía oscura que, como el antiguo "éter", son imperceptibles aunque sí deducibles. Tenemos datos que nos permiten diferenciar estos conceptos de materia y energía oscura. Por otra parte la relatividad general dice que energía y masa tienen afinidades ambiguas: que la masa depende de la velocidad relativa entre el observador y lo observado, creciendo con dicha velocidad. Luego esa invariante newtoniana que relacionaba fuerza y aceleración solo es válida a velocidades relativas muy pequeñas o nulas. Esto es: para una misma fuerza si la masa crece la aceleración decrece hasta adquirir la velocidad límite de la luz: cuando la luz de lo observado ya no alcanza al observador, que queda ciego a lo que ocurre más allá de la velocidad relativa de la luz. Se nos ha dicho que la energía es la que es desde siempre, y que tan solo se transforma. El cosmólogo y sacerdote católico G. Lemaître formuló la existencia de un Big Bang como inicio del universo, por tanto toda la energía del cosmos ya estaba en ese punto menor que una cabeza de alfiler. Pero durante los primeros instantes hubo una etapa inflacionaria (aún inexplicable) como si algo tirara de él desde fuera, o quizá algo ya empujara desde dentro su expansión, o quizá ambas cosas. Pensadores actuales dicen que el universo es cíclico y que podríamos venir de un universo anterior (del Big Crunch al Big Bang) arrastrando parte del anterior con nosotros. ¿Y si lo hace en forma de esa energía oscura que alimenta nuestra expansión hasta que, agotada la alimentación, se contraerá todo lo visible? Las semillas de las arrugas del espacio-tiempo deshicieron la sopa inicial formando este universo que vemos. ¿Qué espíritu revoloteaba sobre esa sopa cuando todo "era soledad y caos y las tinieblas cubrían el abismo"? De las observaciones se puede deducir que la densidad del universo no disminuye, pues existe una fuente de energía oscura en el interior del vacío que compensa su bajada por la expansión. Fred Hoyle no aceptaba al Big-Bang y sugería la nucleosíntesis estelar, en donde había múltiples fuentes de las que el universo surgía. Quizá Hoyle y Lemâitre tengan razón los dos a pesar de sus contradicciones, al igual que la mecánica cuántica (válida para el microcosmos) es contradictoria con la relatividad general (válida para el macrocosmos). Está claro que estamos a la espera de un genio que aglutine todo y establezca la armonización general bajo una única ley. Quizá un genio educado con la ayuda de una inteligencia artificial cuántica con sus cúbits o qbits.
Mi imaginación se pregunta: ¿y si la explicación viniese por algo relacionado con la teoría de la "reducción objetiva orquestada"? Cuando la consciencia puede ser explicada por factores no computables fuera de la geometría del espacio-tiempo. Roger Penrose y Stuart Hameroff sostienen que en los microtúbulos neurales existe información cuántica en cúbits que, cuando el cuerpo se muere, pasa al universo. Quizá se supere la velocidad de la luz y se pase a estar en una contemplación total del todo. Si la energía oscura es una resonancia cuántica con información del universo anterior (en realidad un solo universo con el nuestro) que no llega a participar directamente en Big Bang. Quizá fuese ella quien tirase hacia fuera de él en la etapa inflacionaria, y sembrado de arrugas del espacio tiempo el principio, para luego ceder energía a este universo por nucleosíntesis estelar hasta que, agotada la expansión, su densidad obligue a la parte visible a contraerse en el Big Crunch. Por imaginación que no quede.
Lo que ciertamente sabemos es que, en una nueva y paradójica contradicción, nuestro conocimiento científico avanza descubriendo nuestra ignorancia. La cual es tan inmensa como debería ser nuestra humildad para aceptarla.
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