Sin árbitros no hay partidos
Sin árbitros no hay partidos. Creo que es la frase más clara para que a los árbitros de cualquier deporte se les dé el valor y la importancia que tienen.
Yo soy madre de un árbitro. De fútbol, el "deporte rey". Rey en todo quizá menos en respeto al prójimo, y menos aún si el "prójimo" es el árbitro. Todas las semanas, todos los partidos, cuando mi hijo llega a casa le hago la misma pregunta: ¿qué tal fue hoy?, ¿muchos insultos?
Y como yo creo que el resto de madres y padres de árbitros y linieres. Si les han insultado poco, la cosa ha ido bien, y si el público se ha cebado con ellos es porque han sido malos, malísimos. Da igual si eso fue así o no objetivamente, el "insultómetro" es quien mide su trabajo.
Es muy lamentable que el trabajo de unos chicos y chicas a los que se les exige una responsabilidad importante lo midamos por la cantidad y calidad de insultos recibidos. Los más ofensivos no son aquellos en los que se acuerdan de sus madres. No. A mí eso me da igual. Pero duelen los que desprecian su labor: inútil, retrasado, imbécil, cegato, vendido... un amplio abanico que pueden llegar a la treintena sin mucho esfuerzo... Y cómo no, si se trata de mujeres ya rayamos la repugnancia.
Para los ignorantes que piensan que el título de árbitro de fútbol se obtiene en una tómbola de feria, como hemos escuchado en muchas ocasiones, voy a contarles que no, que exige unos exámenes, una preparación teórica y física, una formación continua y un sacrificio importante. Igual que los jugadores, también madrugan, se cuidan, recorren kilómetros para ir a los partidos... no son diferentes.
Desde que son prácticamente unos niños asumen una responsabilidad que, cuando menos, merece un respeto. Se equivocan seguro que muchas veces, pero cuántos goles se fallan, o no se paran, y no se insulta sin piedad a los jugadores. ¡Solo faltaba! Pensarán.
A todos nos gusta ganar y a ellos hacerlo bien, pitan lo que ven y estoy segura de que, con un poco más de colaboración por parte de todos, podrían hacerlo mucho, muchísimo mejor.
Así que, por favor, antes de entrar en un campo, polideportivo... de cualquier deporte, una buena dosis de empatía y grabado en la mente que el partido ni lo pierde ni lo gana el árbitro y, sobre todo, que sin árbitros no hay partidos.
Sé que con esta carta no voy a cambiar ninguna conducta, pero que cuando alguien busque en internet noticias relacionadas con los árbitros no solo aparezca "insultan a..." "agresión a...", que al menos algún apoyo público exista y un reconocimiento a su labor.
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