Establecer un agravio comparativo
Llevamos varias semanas con el runrún de un posible indulto a los responsables del llamado "procés 1-0" para cumplir una promesa del presidente del Gobierno, D. Pedro Sánchez Castejón, cuando le apoyaron en la investidura para ocupar el cargo. Creo que dicha promesa es anterior, cuando tuvieron lugar aquellos hechos, al ser imputados por sedición, y posteriormente juzgados y condenados a varios años de cárcel. Posiblemente nuestro presidente de forma imaginaria pensaría sacarlos de presidio si él llegaba a la Moncloa.
Sobre este imaginario indulto hay opiniones para todos los gustos. Muy escuetamente voy a dar mi opinión. Creo que no es para tanto lo que ocurrió, puesto que la sangre no llegó al río, aunque se haya producido una elevada malversación de caudales públicos, además de infringir nuestra Constitución. No sé si tal malversación alcanzará los casi setecientos millones de euros que se evaporaron en Andalucía con los Sres. Chaves y Griñán, con los famosos ERE, y que el Tribunal Supremo no se ha dignado a ratificar la sentencia recurrida del TSJA (Tribunal Superior de Justicia de Andalucía).
Hubo un caso parecido hace unos cuantos años, concretamente en 1977, que no fue indulto, sino más grave, fue amnistía, y nadie se rasgó las vestiduras por ello. Fue en la Semana Santa de aquel año, cuando el entonces presidente del Gobierno D. Adolfo Suárez y su ministro de Interior D. Rodolfo Martín Villa legalizaron el Partido Comunista de España: actuando con alevosía y nocturnidad, otorgaron la amnistía a sus dirigentes, Santiago Carrillo, la Pasionaria y Enrique Líster, entre otros. Al primero de los citados le salió bien la jugada, nunca pudieron acusarlo del genocidio de Paracuellos del Jarama. ¿Dónde estaban en aquellas fechas los que ahora alzan la voz contra los posibles indultos que prepara el actual Gobierno? Este si fue un caso sangrante, ya que se trataba de una de las páginas más tristes de la historia de la Guerra Civil, o lo que es lo mismo, un agravio a nuestra democracia.
Lo peor de todo es que el Sr. Sánchez se saldrá con la suya, en contra de la opinión del Tribunal Supremo, para seguir aferrado al poder.
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