Nuestra lucha por un mundo más justo
Acabo de ver en la prensa una foto (“casualmente” la pancarta que sale no es de los convocantes) de cuando en marzo de 2018 miles de personas salimos a la calle en Gijón manifestándonos por unas pensiones dignas y contra las políticas del Partido Popular, que mediante “decretazo” las había congelado (con el 0,25), vaciada la hucha por no implementar medidas de apoyo a los ingresos de la Seguridad Social, y pretendía aplicar el dichoso “factor de sostenibilidad”, que significa un nuevo recorte en las prestaciones futuras. Nos unió a todas las organizaciones convocantes el objetivo de parar el terrible daño que se pretendía hacer al Sistema Público de Pensiones.
Pero esa unidad forzada, por la desconfianza permanente y absurda de grupos minoritarios hacia CC OO y UGT, no pudo reeditarse en la manifestación que se repitió al mes siguiente con el mismo objetivo e igual éxito. A día de hoy, persiste la falta de sintonía, haciendo inviable los encuentros en las calles porque hay algo fundamental que deben entender las plataformas y agrupaciones de pensionistas: los sindicatos mayoritarios no son parte del problema, sino los interlocutores legítimos, reconocidos y avalados por la representación sindical que les conceden los trabajadores/as en un proceso electoral libre y democrático cada cuatro años.
Con sus luces y sombras, como toda organización humana, han sido artífices de muchas conquistas sociales y derechos laborales que los poderes conservadores pretenden derribar. Pero merecemos un respeto por los miles de asalariados de activo y pasivo que representamos. Por eso preferimos caminar solos antes que recibir improperios de quienes muchas veces no se sabe su origen ni representación.
Seguimos reivindicando con nuestra recogida de firmas, concentraciones y marchas (como la de 2017 a Madrid) un estado de bienestar pleno, con salarios dignos erradicando la reforma laboral; enseñanza y sanidad pública para todos/as con más profesionales; ley de la Dependencia con apoyo económico, residencias humanas y no guetos para mayores, además de un sistema público de pensiones con garantías de financiación y pagas que permitan vivir con dignidad los últimos años de vida a todos/as los pensionistas, equiparándolas al SMI.
Apoyamos las negociaciones que están llevando a cabo nuestras organizaciones sindicales con el Gobierno y la patronal, pero todo tiene un límite a pesar de la pandemia, y este año 2021 tiene que concretarse el compromiso del Gobierno de coalición de eliminar las reformas tan perjudiciales del período de Rajoy en 2012 y 2013.
Mientras, con las medidas de seguridad necesarias, saldremos a las calles para decirle al Gobierno y a la oposición (perdió la memoria) que sigue nuestra lucha por un mundo más justo y solidario.
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