Sobre el éxito
Recordatorio que nos encanta. Hay días que no viene el ruiseñor; otros, dos veces. (Perdón por la insistencia. Gracias).
Hoy la Tacita será lo más breve posible. Vamos, como acostumbra. Veamos. Estamos con quienes tienen asumido (entre ellos Antonio Gala) que «el éxito, en sí mismo, sea más peligroso que el fracaso, siempre que no lo consideremos como algo esencial que esencialmente nos afecta. Ni el fracaso ni el éxito son más que resultados de cara al exterior. Nosotros hemos de trabajar, a solas, de acuerdo con nosotros. De cuantas fidelidades el ser humano debe responsabilizar, la primera es la fidelidad a sí mismo: sin ella, todas las restantes estarán falseadas. La búsqueda del éxito es tan estúpida como la del fracaso: uno y otro son meras consecuencias accesorias que no tienen por qué intervenir en el proceso de la creación (si de un creador hablamos, ya que es un creador quien habla). Un trabajo realizado con entrega, con amor, con esfuerzo, sólo en último término exige verse ratificado por el éxito. Y jamás por un éxito bullanguero, revisteril, ensordecedor y aparatoso. El único éxito fértil es de ser aceptado y entendido. El único éxito estimulante consiste en que ese trabajo, que nos ayuda a cumplirnos, ayude a cumplirse también a alguien más».
Amables lectores, quedamos a gusto reiterando hoy lo expuesto por Gala años ha. Para Arancha L. Crespo (autora de la carta titulada «Un espectáculo sádico», abrazos y besos.
Despedida y cierre.
Érase una vez.
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