Los paraísos perdidos
El mensaje que se esconde detrás de la noticia, ampliamente difundida por los medios de comunicación, ante el anuncio de la desaparición de los paraísos fiscales por el acuerdo suscrito por los miembros del G7 no es, desde mi punto de vista, ni mucho menos, esperanzador, puesto que en él se habla de las suculentas cifras que van a recaudar algunos países, pero no se contempla si el destino de los mismos va a ir orientado a los más desfavorecidos o si va a ser simplemente un apunte en el haber de las contabilidades de cada uno de ellos, que se diluirá entre el monumental despilfarro de los erarios públicos.
Es, sin duda, una gran noticia para llenar columnas informativas y para generar expectativas, pero si no se traduce en acciones concretas y medibles, como pudiera ser, en el caso de España, la atención a los más necesitados en la escala social, empezando por los “sintecho”, que es el escalón más bajo, al que no se le presta la debida y urgentemente necesaria actuación, viviendas dignas para familias con escasos recursos o un primer trabajo para los jóvenes, los mil millones que se calcula va a recaudar el Fisco español por esta normativa, siendo todo un acontecimiento, no lo será tanto si no se destinan a causas solidarias, como las ya mencionadas, o a otras que también lo sean, pero no una cortina más de humo que solo sirva para mejorar la cuenta de resultados de los países beneficiados.
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