Mentiras
¿Qué es mentir? Mentir es asegurar algo contrario a lo que uno piensa, normalmente con ánimo de engañar en provecho propio. Si lo que dices no es cierto, pero tú piensas que sí lo es, simplemente estás equivocado.
Hoy la mentira está más generalizada que hace años, y pienso si el mal ejemplo que nos dan muchos de nuestros políticos no será una de las causas. Pero la gente no es como algunos listillos se creen, la mentira tiene las patas muy cortas y al mentiroso se le coge rápido. Luego lo mezclas con carácter avinagrado, insultos y prepotencia y el fracaso está asegurado. En las elecciones autonómicas a la Comunidad de Madrid del pasado 4 de mayo, de los principales seis partidos que a ellas concurrieron tres obtuvieron muy mal resultado, y dos de ellos con poca calidad democrática, mucha alternaría y muy bajo respeto a todas las instituciones del Estado; son los que nos están gobernando.
A esos dos socios de gobierno trabajo me cuesta encontrarles alguna acción aceptable, pero al ver el desparpajo y caradura con que nos mienten a todas horas, pienso que es el principal motivo de su triste noche electoral.
¿Qué voy a contar que no se sepa? Falta espacio y se podía escribir un libro, pero sí apuntaré dos perlas.
La defensa que hacen de Venezuela, nación riquísima en variados recursos naturales, hace tiempo puntera en economía, hoy con cinco millones de prófugos, mucha miseria y pocas o nulas libertades, donde unos pocos viven como rajás.
Y la segunda: “No podría dormir con Iglesias en el Gobierno al igual que muchos españoles”. A los pocos días, la misma noche electoral: “Voy a hablar con todos, pero mi socio preferido es Podemos”. No negoció, ni siquiera habló con todos, pero sí con los que nunca debería haberlo hecho.
Ahora, como si de unas generales se tratara, se enfrentaron con una mujer excepcional a la que no le tenían tomada la medida y que les endosó su primera gran noche triste y que creo que no será la última de fuerte insomnio.
Yo digo y escribo lo que siento. Si lo veo inconveniente quizás me calle. ¡Lo que daría por saber lo que pasa por la cabeza de algunos y si de verdad se creen su propia verborrea revolucionaria!
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