Don Jesús Sanz, un orgullo para Asturias
Es posible que algunos asturianos quisieran hacer desaparecer la Catedral de Oviedo -ya se utilizó como blanco de tiro de cañón, desde Trubia, en la guerra civil, derribando el pináculo de la torre- porque supone un memorial de la antiquísima fe asturiana, que muchos no quieren y tienen derecho a no compartir. Pero eso no ampara el borrar nuestra Historia cristiana. En nuestra tierra astur tenemos el honor de haber iniciado la Reconquista contra la invasión musulmana, bajo el signo de la Cruz. Con gran éxito y amparo de María de Covadonga.
Hoy tenemos, además, la suerte de que resida en Oviedo, como arzobispo católico diocesano, un religioso, D. Jesús Sanz, hombre sabio, bueno, santo y amante de Asturias, a quien el social-comunismo desprecia porque en sus manifestaciones públicas, con el mayor respeto, llama al pan pan y al vino vino: el aborto es condenable, por antinatural; el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, para crear una familia juntos; la familia debe ser apoyada y defendida, por ser un lugar de amor para la crianza de los hijos; la escuela debe ser respetada como lugar de educación libre de imposiciones político-sociales, como el tipo de educación sexual o la naturaleza de la unión familiar (al igual que se impide el doctrinario franquista, se ha de impedir el social-comunista). Las instituciones de carácter social deben ser apoyadas y no excluidas por católicas, el divorcio no es deseable por lo que se debe apoyar a las parejas si lo precisan. Y tantas cosas buenas de la tradición católica.
Nuestro querido D. Jesús es un hombre de verdad y no nos lo cambiarán. Que siga con nosotros muchos años. Sirviendo y no sirviéndose para ascender. Y si otros no le demuestran su cariño, nosotros, los católicos de Asturias, sí.
Nuestras oraciones y total apoyo para su respeto y el de su libertad en el desempeño de su ministerio de arzobispo de Asturias.
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