Creo en Dios
Cada mañana rezo y lo hago en latín. Hablo con Dios, con mis padres ya fallecidos, y después, atiendo mi vida. "Creo en Dios porque hablo con Él todos los días durante mis oraciones", decía San Agustín. Y fue esta cita –que subrayé hace décadas– la que sin duda me incitó a hacerlo. He leído varios libros sagrados: la Biblia, el Corán, el Libro de los Mormones, etcétera, y no observo gran diferencia entre sus escritos. En todos ellos se anhela lo mismo: el deseo de que seas mejor persona. A veces los resumo. Y suelo decir a mis allegados que, simplemente, si todo el mundo hiciera el esfuerzo por cumplir con los Diez Mandamientos, podríamos prescindir del Código Civil y del Código Penal. ¿Para qué nos servirían? Y precisamente a colación de este apunte legislativo es por lo que he querido poner el foco en mi fe y redactar este escrito. Pues acabo de leer en la prensa que el Gobierno vasco va a aprobar un proyecto de ley para proteger y garantizar la diversidad religiosa y la apertura de nuevos centros de culto. ¡Excelente noticia! Me produce una enorme satisfacción que por fin se hayan dado cuenta de que todas las religiones son necesarias. Que todas suman. Ninguna sobra. Y que han de tener un espacio en nuestra comunidad dentro de un marco legal. Espero verlo pronto, Inshalla.
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