Ducles oposiciones de Secundaria

Llevo varios días dándole vueltas a la cabeza sobre si escribir o no esta carta. La duda viene porque son tantos y tantos los errores que se cometieron durante las oposiciones de Secundaria este año, que casi podría escribir un relato (de terror por supuesto).

El asunto ya empezó mal, con una convocatoria oficial sólo dos días antes del examen, si es que iba a ser ese día…, ya que el texto de la convocatoria no aclaraba si se refería sólo a la presentación o también al examen, ni, por supuesto, la hora a la que empezarían las pruebas en caso de haberlas. Únicamente expresaba que a las 12 comenzaban las oposiciones y había que comparecer en el IES la Ería (en el caso de mi especialidad, Biología y Geología). Los foros de opositores durante esos dos días ardieron (aunque no el de Educastur, donde se censuraron mensajes de crítica). Con esa incertidumbre llegué al instituto. En el lugar nadie sabía qué hacer, unos subíamos, otros bajaban porque les habían dado la vuelta, ¡un desastre! Por fin, en el hall del IES, se asoma un señor desde el primer piso reclamando silencio muy enfadado para ir llamando por tribunales, comentando que éramos como chiquillos de secundaria. De modo, que entre uno y otro, accedí al aula hacia la una menos cuarto. Y como ya ocurrió en 2008, se volvió a consumar la injusticia de que cada tribunal tenía temas diferentes (en Secundaria, hay 75 temas y para el primer examen, el teórico, se extraen 5 al azar y cada opositor escoge uno). Es inexplicable que para la misma materia, existan tantas opciones como tribunales. Una vez conocidos los temas comenzó el examen a eso de la una y cuarto de la tarde, con las sonata de tripas de unos y otros acompañando al sonido del boli, del tippex y de los suspiros.

Como los tribunales debían tener también ganas de quitarse el embrollo de delante, anduvieron avispados y el mismo día sacaron las listas donde nos convocaban para la siguiente prueba: la defensa de la programación didáctica. ¡Cuál es mi sorpresa, cuando al consultar el día que me tocaba, advierto que siendo de las últimas de mi grupo debo presentarme a las 8:30 de la mañana!. Bueno, vale, me presento y, tras quince minutos de espera, a los cuatro últimos nos mandan para casa hasta las 16:30. ¿Cómo se come esto? En mi caso, viviendo en Oviedo, pase, pero ¿y la gente de fuera? Igual había un acuerdo entre Administración (organizadora de las pruebas), y Turismo para que esta gente perdida durante más de 7 horas hiciera un tour de visita a la ciudad….Lo mismo ocurrió para la última prueba: presentación de una unidad didáctica, y para mayor INRI, a las 8:15 horas.

Y aun más sorpresas. Para la defensa de la programación no se podía usar ni un mísero guión, cuando en otras comunidades y también en la nuestra, hace dos años, se autorizaba incluso una copia de la programación. Otra incongruencia más en todo el proceso. Yo me quedé anonadada (siempre quise utilizar esta palabra). Y otra más. En la tercera y última fase: presentación de la unidad didáctica, llamada coloquialmente “La Encerrona” nos encontramos con que había que entregar un guión, escrito en letra Arial 12 a una sola cara, al finalizar la presentación. Pero… ¿qué clase de encerrona es ésta? No sabemos que unidad nos va a tocar ¿y hay que hacer un guión de las 15 unidades en nuestra casa?…. ¿Para qué se necesita entonces la hora de encierro?

Las chapuzas continuaron aun al término de los exámenes. Tras unos días de espera sacaron las notas, pero sólo en un papel pegado en las puertas del IES. Nada de colgarlas en Internet. Está claro: no podían perderse turistas potenciales para Oviedo…

Una vez consultados los resultados pensé: “Ahora sí, ya acabé”. Pero ¡no, no, y no! De nuevo estaba equivocada, el desastre continuaba y otro regalito más nos aguardaba en la lista de interinos: ¡¡¡¡ UN MONTÓN DE OPOSITORES MAL BAREMADOS!!!! ¡¡TOMA YA!! La revolución fue tremenda. A mi me llamaron, yo llamé, mandé mails, sms,…¡¡levantemos las armas!! (Un expone-solicita por registro, ejem, y voy que chuto…). Finalmente sacaron otra lista, pero en ella seguían existiendo errores. ¡VIRGEN SANTÍSIMA! Venga, otro expone-solicita y a esperar. ¿Qué será lo siguiente? ¿Un nuevo temario sin avisar a tiempo? ¿Una convocatoria extraordinaria para 2011? ¡CHI LO SA! Esto es un “vivo sin vivir en mi”, como decía Santa Teresa.

Con la presente carta sólo quiero que esta calamidad se sepa, para que no se repita en futuras oposiciones, ya que lo que ha pasado, a diferencia de otros problemas que hay en España, no se justifica con la crisis. Merecemos que nos traten con respeto (seamos nuevos opositores o interinos), porque lo único que se pretende es acceder a un trabajo, para el que nos preparamos durante largos y duros meses (o incluso años).

Lia García-Alcalde Suárez, Oviedo