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Otra vez la iglesia de Urbiés

17 de Junio del 2021 - Alejandro González Lada (Urbiés (Mieres))

La vieja iglesia de Urbiés siempre se nos vendió como una construcción de mediados del siglo XVII, concretamente de 1692; sin embargo, según consta en uno de los documentos del "Libro de los Testamentos" de la Catedral de Oviedo, fechado el 20 de abril del año 857, la vieja iglesia figuraba ya como una de las iglesias donadas a la renaciente iglesia ovetense: "In ualle Turone ecclesia Sancte Marie et Sancti Martini et Sancte Andree et alia loca que dicuntur Amnes et septem fontes, cum ecclesia Sanctorum Iusti et Pastoris in Porio cum omnibus bonis suis intus et foris", con lo cual no sería nada descabellado afirmar que la iglesia pudiera remontarse al periodo ramirense y formar, por tanto, parte de las joyas del Prerrománico asturiano.

Esta joya de la arquitectura (románica o prerrománica) no fue destruida por hordas sarracenas, ni tampoco por rojos sedientos de sangre, sino por sus más fervientes fieles cristianos, católicos y apostólicos, por supuesto con el beneplácito y visto bueno de la Iglesia, y así, hacia 1965, al más puro estilo "Chernobyl", fueron levantando sobre ella una estructura de hormigón que, a la postre, se convirtió en la iglesia que actualmente podemos ver. La joya histórica y centenaria vio cómo las piedras que formaban parte de sus paredes se desmontaban para levantar muros, y "les llábanes" que formaban parte del suelo fueron vendidas por la Iglesia, y esto lo sé y lo afirmo porque mi abuelo materno fue uno de los que las adquirieron para la antojana de casa.

Tanto el viejo templo como el nuevo fueron levantados por los vecinos del pueblo, con sudor y sacrificio de sus parroquianos, pero la titularidad es de la Iglesia, y el mantenimiento (contrariamente a lo que dicta el sentido común) y desde que yo tengo memoria, siempre a cargo de los vecinos. Esta historia se repite periódicamente, y cada vez que hay que afrontar una obra se pide (como no) que los feligreses aporten el dinero necesario para la reparación.

Yo creo que ya está bien, ya hicieron y deshicieron lo que les vino en gana, pero la parroquia, que llegó a tener una población de más de cinco mil personas, hoy a duras penas llega a una décima parte, pero desde el Arzobispado se sigue invitando a los parroquianos a sacarse del bolso más de veinte mil euros para emprender la enésima obra.

Quiso la casualidad que al mismo tiempo que se presupuestaban los trabajos saltara la noticia de la polémica venta por parte del arzobispo de Oviedo de unos inmuebles en Barcelona por valor de unos 12 millones de euros, lo cual me invita a reafirmarme en mi parecer respecto a la Iglesia. Por supuesto que no es justo generalizar, pero gestos como estos y figuras como Cañizares, Reig Pla, López de Andújar y un largo etcétera de Homo Neanderthalensis con sotana, acaparan más titulares y escándalos que grandes obras como las que el Padre Figaredo lleva acometiendo desde hace muchos años.

Soy uno de los que perciben la Iglesia actual como un parásito insaciable, que perciben millones de euros del Estado, para que ésta en lugar de predicar con el ejemplo de Cristo (ya saben, pobreza, ayudar al necesitado etc.), se dediquen a subvencionar televisiones, radios, y periódicos, que lejos de expandir la palabra de Dios, coaccionan, desprecian y amenazan a todo aquel que no atiende a su palabra, ojo, que hablo de la palabra de los jerarcas, no de la Palabra de Dios.

Me rechina esa hipocresía, ese cinismo, esa irresponsabilidad. Si mi casa tiene una gotera no se me ocurre ir a la Iglesia a pedir dinero para repararla, y mucho menos pedirle a un vecino que lo haga por mí, pero he aquí una muestra del civismo parroquiano, que son capaces de embarcarse en una petición de fondos para un inmueble que no es suyo, mientras que la fuente Les Tazaes, que sí es del pueblo, acabará en la más absoluta ruina por la dejadez de todos, creyentes y no creyentes. Me imagino que al fin y al cabo la fuente solo tiene agua y, como todos sabemos, el agua es prescindible, podemos vivir perfectamente sin ella, pero sin rezar es imposible.

La Iglesia no vela por los intereses de su rebaño, el desahucio de Barcelona y el abandono de Urbiés son solo una muestra palpable de que la Iglesia tiene dinero para lo que quiere, como cuando se gasta un millón de euros para reformar el pisito de lujo de Rouco, sin embargo esa fea costumbre de apelar a los demás para sufragar sus gastos, bajo excusa de que la Iglesia es pobre, creo que ya no cuela.

Ver veremos a dónde llega la última cruzada, y cada uno obrará en conciencia, yo desde luego lo tengo tan claro como el agua de "Les Tazaes": ¡Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios! Mateo 22, 15-21.

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