Telemadrid y el cheque bye bye
Cuando pensábamos que la libertad se reducía a la cañita, resulta que su significado es mucho más amplio, y abarca también el control de los medios de comunicación, pero no se crean que es para manipular la información, ni mucho menos, esto se hace con el simple objetivo de que la voz de la televisión pública madrileña solo hable bien (como no podía ser de otra forma) de la mejor, muy ilustrada, todopoderosa, santa abnegada, mártir y milagrosa Virgen de la Covid: Isabel Ayuso. Para lo cual, yo personalmente elegiría como administrador único a quien mejor supo ver y definir su persona, y que últimamente ha permanecido (y permanecerá) en el más absoluto ostracismo: Toni Cantó.
Mientras todo esto se cuece en el Imperio de la Libertad, los-as madrileños-as seguirán disfrutando de la gestión de la libertad, ya sea de expresión o de información, como en los gloriosos tiempos de Aguirre, respirando polución, disfrutando de los atascos, e hidratándose con una pinta de libertad.
En Madrid, las noticias que se venden a golpe de bombo y platillo, con titulares en letras bien grandes (solo equiparables en importancia al tamaño de la mentira), se reproducen sin variación alguna con el mismo guion escrito desde hace un año: todo lo que ella, o su cerebro oculto, idea, es gloria, y lo que digan o hagan los demás, estuvo, está y estará mal, porque ella se sienta a la derecha de Vox Pater, y así todo lo que diga/haga estará bien.
Les vende un cheque-bebé como un gran impulso a la natalidad, pero te das cuenta, según vas desgranando el meollo de la barra de pan (que supuestamente traerá el bebé), y te quedas con una corteza más dura que la cara de quien lo vende. Resulta que para optar a la ayuda, punto primero, tienes que llevar residiendo en Madrid (la España dentro de España) al menos diez años. Analicemos este punto de una forma totalmente objetiva y pensemos: ¿Qué ocurriría si esto se propusiera en Cataluña o Euskadi?... ¿ya?... efectivamente, no creo que los Tacañones del Congreso tardaran ni una décima de segundo en saltar, con Don Cicuta Abascal a la cabeza, para meter todo el ruido posible y más, porque esos nacionalistas quieren acabar con la nación y discriminan a los españoles, porque son una banda de xenófobos radicales, y bla bla bla. Pero ya ves, lo dice la marioneta de Miguel Ángel Rodríguez y hasta les hace gracia, y la aplauden. Menos mal que el otro requisito es que tengan menos de 30 años, ya que las estadísticas nos dicen que las madrileñas tienen su primer hijo a los 32, con lo cual estoy segurísimo de que la medida beneficiará a una inmensa mayoría, algo así como un 2% de las madres madrileñas. Menos mal que la madre reverendísima, Isabelísima III de España, quiere que Madrid apueste por la vida (¡ya era hora!), porque cuando apostó por abandonar a su suerte a los ancianos en las residencias, la cifra de mortalidad se disparó rompiendo todas las estadísticas, pero no se crean que ese acontecimiento luctuoso lastró su progresión, la hiciera sentirse mal, o pensara en dimitir. Lejos de reconocer o aceptar los hechos, los disfraza a su gusto y antojo, y los manipula aprovechando su investidura para señalar a la oposición como los valedores de la muerte, por apostar por leyes aprobadas por el Congreso como la eutanasia y el derecho de la mujer a abortar.
En un cerebro normal, sin tara o manipulación de por medio, esto sería justificación suficiente para prescribir un tratamiento psiquiátrico urgente, pero tratándose de ella hay que tomarlo como un síntoma normal en sus constantes vitales. Cualquiera que lo vea con un mínimo de sentido común diría que esta mujer mezcla churras y merinas, pero para que los avezados en la jerga política madrileña me entiendan, recurriré a su diccionario y les diré que "una pera y una manzana no pueden dar dos manzanas". ¿A que ahora sí me entienden?
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