Elige un trabajo que te guste y...
Recientemente tuvo lugar la jornada anual en la cual miles de estudiantes se enfrentaron a la famosa prueba de acceso que determinará si entrarán o no en según qué Universidad y según qué carrera universitaria en función a su nota media. Como habéis podido suponer, estoy hablando de la Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad, también conocida como EBAU.
También han sido muchos los diarios que se han hecho eco de una noticia particular, y es que el estudiante que más nota obtuvo en sus calificaciones obteniendo una nota perfecta de doce sobre doce puntos posibles ha decidido estudiar, sorprendentemente para muchos, el Grado de Historia, una carrera universitaria que año tras año cuenta con una nota de corte muy asequible para aquellos que deciden estudiarla.
Hasta aquí todo parece totalmente normal y, de hecho, lo es, pero es cierto que, pese a ello, han sido muchas las opiniones dispares que he escuchado e incluso leído durante estos días, casi como si algunas personas no pudiesen concebir la idea de que, por obtener una alta calificación en la EBAU, esto no tiene por qué suponer necesariamente el tener que estudiar una carrera poco accesible o una que socialmente se considere "más útil", como las relacionadas con las ciencias de la salud que todos tenemos en mente, las ingenierías e incluso aquellas relacionadas estrechamente con la tecnología, etcétera.
Por suerte para todos, cada vez es más habitual que los estudiantes que van a acceder tanto a la Universidad como a la Formación Profesional u otros estudios sean ellos mismos los que den el "golpe encima de la mesa" y decidan a qué se van a dedicar en un futuro, sin escuchar a aquellas voces que pretenden guiarles hacia un peligroso sendero donde la vocación no tiene nunca ningún tipo de cabida. Esto ha de verse como algo bueno y no como una oportunidad perdida, debiendo concienciarnos primero como personas influyentes dentro de nuestro propio contexto familiar, donde podemos llegar a tener cierto peso en las decisiones de algún familiar cercano como puede ser nuestro primo, sobrino e incluso hijo, y luego, de forma más generalizada, como sociedad en conjunto. Formar a personas dedicadas, con sueños y esperanzas dentro de su ámbito y, sobre todo, con vocación nos hará mejor como sociedad, pero, principalmente, nos hará a todos mucho más felices. No me cabe ninguna duda.
Dejemos a los jóvenes estudiar y dedicarse a hacer lo que les apasione porque, como dice el dicho, "elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida".
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