Con toda la delicadeza de la Sanidad

Muy Sra. Mía, Dña. María Aurora García Fernández:

Desconozco si mi jefe superior, el Ilmo. Sr. D. Ramón Quirós, tiene intención de contestar a su carta del 19 de agosto. Yo me siento como cuando se va de viaje y en presencia de un accidente uno no puede por menos de parar y ayudar...Vd. parece estar pidiendo ayuda a gritos, en mi humilde opinión de licenciada de la Sanidad, aunque reconozco que en mi escrito "me pueden" mi nacimiento en Leo, mi afán de protagonismo premenopáusico y una antigua celotipia que sufrí de la que me recupero ampliamente en esta sección de LA NUEVA ESPAÑA, dónde uno se puede expresar libremente. Por todo ello me atrevo a sugerirle que busque la ayuda profesional adecuada, porque parece estar pasando por una terrible situación por la que no creo deba arremeter así contra todos los sufridos sanitarios (servidora está de vacaciones).

En su séptimo párrafo advierte con que (textual) : " Un día seré más explícita en todos mis argumentos..." Creo que debería haber empezado por ahí, denunciando en el lugar adecuado la mala atención de la que parece haber sido objeto, pero le aseguro que ha tenido muy mala suerte: Funcionan perfectamente las Oficinas de Atención al Paciente si se usan adecuadamente, y están atendidas por profesionales de varios estamentos hasta llegar a la Dirección correspondiente, que contesta y asume su responsabilidad si la hubiera.

Nos dice Vd. que "le perdonemos los poquitos profesionales...", entre los que por supuesto me incluyo, por mi total falta de modestia en este tema, y me explico:

Me enorgullezco de formar parte de un Sistema Nacional de Salud que llega a todos, incluidos los inmigrantes en aumento exponencial, Sistema Sanitario en el que por este misma razón los Recursos Humanos ya no dan para más, y se suplen en casi todos los casos (no en "poquitos", como Vd. dice) con el esfuerzo personal y a base de mucha humanidad y solidaridad con pacientes y compañeros.

Y sí, hacemos cursos de humanidad y positividad, se llaman de "asertividad", de "acogida al inmigrante enfermo", de "apoyo al paciente terminal" y de todo lo que no se puede usted imaginar, incluso restando tiempo a nuestras familias y a nuestros enfermos "de casa", que los tenemos.

Se han creado además Unidades de Paliativos que funcionan "a caballo" entre el Hospital y la Atención Primaria, para atender en sus domicilios a los pacientes que ya están en una fase terminal, y debería usted informarse del perfil profesional y humano de los sanitarios que integran esos equipos, de cómo se dejan la piel en apoyar a esas familias sin descanso.

Habiendo conocido sistemas sanitarios extranjeros desde mi época de estudiante (por ejemplo el suizo en 1984), está claro que usted no dispone de otros elementos de comparación con nuestra sanidad pública, y no hay que viajar fuera de Europa para comprobar la precariedad de la atención al usuario en otros países. En España hay incluso intérpretes en los hospitales para los extranjeros. Póngase malo nadie en Francia, ya verá cuánta "humanidad"...(salvo honrosas excepciones).

Sobre la anatomía patológica, prefiero que tarden unos días en descartar cualquier célula maligna de una biopsia que no que me digan como a su majestad el Rey que todo era benigno de forma casi intraoperatoria (ojalá así sea para Don Juan Carlos y que viva muchos años más). Además por lo visto en su caso se utilizaron técnicas de alta resolución que es de esperar se generalicen en poco tiempo en todos los hospitales de tercer nivel. Personal y profesionalmente estoy a favor de que se gaste dinero en aparataje de este tipo adiestrando al personal correspondiente, incluidos psicólogos. Mientras tanto, nunca he visto a ningún oncólogo, cirujano, internista, etc., soltar a nadie "de sopetón" como usted dice la terrible palabra cuando por fin le llegan los resultados, obtenidos por teléfono en muchos casos para aliviar la espera de la familia desconocida...Sí he visto en cambio a muchos de mis tutores reprimir las lágrimas abrazando a una madre, a un hijo o a una esposa que reciben la terrible noticia, tratándoles con afecto y ofreciéndoles todo su apoyo.

No dudo que todo su resentimiento sea justificado en su caso, pero no es justo cómo generaliza usted, Mare de Deu...

Si usted, como dice observándonos desfilar por los pasillos durante años, pusiera las gafas de la buena fé, vería aumentar los edemas maleolares (hinchazón de tobillos) de los enfermeros, celadores, médicos y demás personal sanitario a medida que va pasando su turno de guardia. Y si conoce o pertenece a algún sindicato, sabrá que se permiten 20 minutos por turno para ir a la cafetería con el uniforme puesto y con un "busca" localizador, como cualquier obrero dentro de la fábrica. Lo del "desfile de modelos" está sólo en su mente, créame. Como dice un querido compañero, más bien se trata de "pájaros en vuelo rasante" para quemarte la lengua con un café y ya te están llamando de urgencias...

Todos, incluso los que usted dice se comportan como "verdaderos inclementes e insensibles carniceros" (por supuesto no me doy por aludida, pero insisto, denuncie usted estos casos dónde procede, sin generalizar), hemos tenido la desgracia de pasar como pacientes o como familiares de enfermos por Oncología, Medicina Interna, Cirugías varias, Ginecología y muchas otras especialidades dónde no se puede por menos que admirar y agradecer la dedicación y profesionalidad de los profesionales de planta, de quirófano, administrativos, sanitarios, de intendencia, etc.

Y dése un paseo por Pediatría, por Dios, pero tenga (perdone por parafrasearle)..."los que intuía que tenía mi Jefe Superior"...al principio de su carta para ponerse una nariz de payaso como hacen los voluntarios en el "Hospital Sant Joan de Deu" de Barcelona...Desgraciadamente no hay mejor cura de humildad que una planta de Pediatría de cualquier hospital, se lo puedo asegurar, para usted incluida.