Pase el indulto, pero ni amnistía ni autodeterminación
Escuchando las palabras del presidente Sánchez: “Hay un momento para el castigo y un momento para el perdón”, recordé una expresión más larga y más difícil de entender: “Pensando en la realidad, hay quietud y movimiento. Pensando en el tiempo, hay momentos y momentos. Pensando en el espacio, hay vías o caminos”. (...). Las aguas estancadas se corrompen. Los políticos las han de mover... Los castigos sirven para fortalecer los límites, y el perdón, para generar confianza, y construir convivencia. Este es el momento de la recuperación. También toca recuperar la paz perdida. La vía judicial es una buena vía, sin embargo, a menudo hay cuestiones que, para abordarlas con menos riesgos, hay que optar también, por la vía del diálogo.
Desde este pensamiento aceptamos el indulto. Aceptamos la medida y al mismo tiempo esperamos que no haya ni amnistía, ni autodeterminación. ¿Amnistía? ¡Como si no hubieran hecho nada! ¡Sería un escándalo! La autodeterminación, es decir, el derecho a determinarse y separarse. Un derecho rarísimo en las constituciones del mundo. La necesidad de estabilidad hace que poquísimas veces este derecho se contemple.
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