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El báculo de Pedro Sánchez

27 de Junio del 2021 - Ángel Arasanz Ascaso (Gijón)

Una cosa es la cosa pública, las ideas, los dogmas, y otra es Pedro Sánchez. Confieso mi interés por la vida y milagros de nuestro Presidente. El título de su biografía autorizada, “Manual de resistencia”, no puede ser más diáfano. Se trata de un ejemplo de persona tenaz, inteligente, fría, calculadora, de las que todavía escuchan y se asesoran.

Un hombre al que su imponente físico le habrá proporcionado desde crío muchos kilos de seguridad en sí mismo. Elegante en las formas, pero con los sentimientos y las acciones de un “killer” en el fondo.

Política al margen, ya que me reconozco con el 45% de catalanes que ejercieron su derecho a no votar en las últimas autonómicas, este hombre es un ejemplo para la España reposada que cree en las cartas del tarot y en la subvención como únicas vías para alcanzar sus logros.

Nadie antes había sido tan resiliente ante tanta adversidad. Con el mérito máximo de lograrlo en el gremio más expuesto a intereses económicos, insultos por doquier y desgarros a raudales.

En 2003 se presentó como concejal al Ayuntamiento de Madrid en el puesto 23.º. Consiguieron 21 concejales. En 2004 pudo serlo gracias a la renuncia de sus precedentes en la lista. En el 2008 no obtuvo escaño en el Congreso, pero gracias a la renuncia de Pedro Solbes logró ser diputado. En las elecciones de 2011 ocupó el número 11 de las listas por Madrid quedando fuera porque su partido obtuvo 10 congresistas. En 2013 optó al escaño al renunciar Cristina Narbona. En definitiva, los escaños los conseguía jugando al billar.

En julio de 2014 ganó las primarias de su partido, pero en 2016 los órganos de decisión del mismo le obligaron a dimitir. Decapitar al secretario general en una partitocracia como la nuestra no es una cuestión menor y el golpe debió ser terrible. En el libro citado asegura que “empecé a cobrar conciencia de la capacidad de resistencia que yo podía llegar a tener”.

Dejó su escaño en silencio, sin estridencias. Con un equipo fiel de perdedores se puso al mando de su Peugeot y empezó a recorrer España para convencer a los militantes de su partido de que él debía ser el nuevo Abraham.

Cuando le preguntaron a Alfonso Guerra que explicara el éxito de Zapatero, dijo que tenía baraka, pero de Sánchez no se puede decir nada de esto. La suerte la crea él y manda en su partido por méritos y kilómetros propios.

Daría dinero por saber qué les decía Pedro a sus compañeros de partido. Tanto en el fondo como en las formas después de que la enorme patada, allá donde la espalda pierde su casto nombre, que le administraron. Para eso están las redes sociales, para saciar la curiosidad malsana. Deberían publicarse esos vídeos.

Y ganó. Es perito en acciones, pactos, acuerdos y desacuerdos sorprendentes. Intentó pactar con un chico que no era político de raza como él y le resultó imposible. Después, el más camaleón de todos convenció a un variopinto elenco político y ahora es el presidente del Gobierno.

La penúltima iniciativa rodeada de polémica son los indultos que desatan todo tipo de opiniones y sentimientos. Como todo en Pedro Sánchez, el resultado impredecible.

Le quiero recordar lo que contaba El Sr. Tomás de un vecino suyo de Tudela que también era muy listo.

“Era un hombre muy listo, muy listo, muy listo. Cuando iba por el campo metía su bastón en un agujero y siempre acertaba con el animal que iba a salir. Metía la gayata y decía: de aquí saldrá un topo, ¡zas! y salía. Era muy listo. Metía el palo en otro boquete y ¡zas! asomaban la cabeza dos liebres. Siempre acertaba ya que, en verdad, era un hombre muy listo, muy listo.

Hasta que un día vio un agujero muy grande, muy grande, muy grande. Metió el palo, salió el tren y lo mató”.

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