Pensamientos de alumnos de 1.º de ESO tras este año tan anómalo
Este año he pedido a los alumnos un somero resumen de lo que este curso escolar ha supuesto para ellos. Y algunas de las respuestas son sorprendentes.
No me imaginaba el instituto como realmente es, siempre me lo pintaban como un lugar horrible, como si fuera una cárcel y no es así, pues hubo gymkanas y bastantes actividades muy divertidas. Lo único que cambiaría sería que el Covid no hubiera existido.
Nadie esperaba que tuviéramos que llevar mascarilla, también nos fastidia no haber tenido graduación. Hubo algunas complicaciones, como tener que desinfectar las mesas cada vez que entramos en una clase diferente. Los profesores nos recuerdan que no se puede echar tanto gel limpiador en la mesa porque estamos gastando muchísimo dinero.
Los profesores no están encima para que estudies. Mucha gente cambió su comportamiento por culpa del instituto. También fue duro el confinamiento, que me tocó a mí, ¡y además dos veces! A la vuelta, pues, hala, atracón de exámenes. Asistir a clase con mascarilla fue muy, muy duro, pues llevarla dificultaba la comunicación. Conclusión: ¡no fue un curso sencillo que digamos!
No se podían compartir materiales, ni libros, ni reglas, vamos, nada de nada. La separación de las mesas dificultaba la comunicación y también que la clase fuera algo más amena. Ojalá esta pesadilla termine pronto y vuelva la normalidad de antes, el parque, la bicicleta en la calle y cosas por el estilo.
Me he sentido acogido, feliz, aunque a veces rechazado, he disfrutado enormemente y me he estresado mucho tontamente. Mis compañeros del año pasado han estado cerca y nos hemos hecho grandes amigos. He conocido a gente espectacular, pero otra un poco menos.
Me extrañó no ver las caras; odio tanto desinfectante, sólo pensar en el olor ya vomito. Cuando paso algún material a otro y tener que desinfectarlo, ya me parece hasta ofensivo.
Jo, sí que hemos pasado frío, parecía Siberia, ventanas abiertas, puertas también, pues había que tener “corriente cruzada”. Esas clases de 45 minutos, unas veces parecían muy cortas y otras tenía la sensación de que duraban 24 horas. Todo el mundo estuvo desconcertado. Ha sido un curso raro, rarísimo y muy complicado, espero que el siguiente sea mejor.
Cuando el curso pasado nos dijeron que cerraban el cole 15 días, ¡cuando me di cuenta, ya habían pasado 99! El cambio al instituto es bastante grande, creo que nos deberían preparar mentalmente para ello.
Estos son algunos de los pensamientos que estos niños de 12 años han plasmado en el papel. Son de admirar, pues han aguantado estos nueve meses sin ni siquiera saber todo el esfuerzo que han tenido que poner de su parte para seguir las explicaciones de los diferentes profesores, sin rechistar (a veces). Lo de la mascarilla de la que hablan algunos de ellos lo suscribo, parece que estás sorda-ciega, no oyes porque sientes tu propia respiración y tampoco ves, sobre todo si usas gafas, ya que se llenan de “vapor de saliva” continuamente.
Esta carta está dedicada a todos los alumnos del mundo, pero sobre todo a mis primeros y mi segundo de ESO, por haber aguantado la vida de una manera tan valiente en una ocasión tan extraordinaria como ésta que nos ha tocado vivir. Creo que han madurado un poco más porque han sobrevivido a la situación y estoy segura que esta experiencia vital les va a mejorar como personas y les va a bendecir con pensamientos y buenas intenciones. Lo que nos trata un poco mal nos hace un poco más fuertes y más osados para distinguir lo que está bien de lo que está menos bien y para avanzar en nuestro camino vital.
Esta carta va para sus padres también para que sepan que nada está perdido, sólo hemos de ser pacientes y cercanos a ellos siempre, incluso cuando nos sea muy complicado entender la manera en que viven sus vidas. Simplemente imaginen cómo serán unos pocos años más tarde, cuando sean sus tesoros y la tranquilidad de su alma, porque ustedes lo han hecho bien. Hemos de confiar y esperar, sólo eso.
Ahora toca despedirse y desear a estos campeones que se coman el mundo, pero que lo hagan despacio y disfrutando cada momento de su vida. También les deseo la felicidad de una vida plena, que estará llena de buenos momentos y, cuando los menos buenos les sorprendan, estarán listos para hacerles frente.
Una canción de niños para despedirme de mis alumnos, “Walking on sunshine”, de Katrina and the Waves (https://www.youtube.com/watch?v=0omfe2vpIeQ)
Y a ustedes, lectores de este periódico, ¡les deseo paz y bien, que lo pasen bien y, por favor, pórtense bien! El final del túnel está próximo y allí está la salida de estos momentos tan cruciales en nuestras vidas y que jamás olvidaremos. ¡Hala, con Dios!
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