¿Por qué estamos donde estamos?
Acabo el periódico con estas conclusiones: Covid sin respuestas, vacunitis, la maté porque era mía, inseguridad política, separatismo, ralentización de la economía, impuestos, inmigración ilegal, ausencia de verdadera gestión en educación y familia, despoblación, etc. Hace ya unos años que me pregunto no lo que pasa, sino el por qué pasa.
La prensa y la televisión son como una reiterante canción-retrato que no deja lugar para otra música ni para otra foto, y esa foto... sí, es demoledora, deja sin ánimo al personal normal, que no sabe si cambiarán las cosas algún día o si el cambio será a peor, pero... ¿Por qué?
¿Por qué, cuando contamos con tanto avance científico y tecnológico, cuando hay una mayor capacidad para llevar grandes proyectos adelante, cuando los países desarrollados tienen los medios para ayudar a los subdesarrollados y acabar con el hambre, cuando hay un mayor número de democracias que cuentan con leyes más o menos elaboradas y estructuradas... ¿Por qué está resurgiendo el temor, la desconfianza y lo que es peor: la desesperanza? Y no quiero hablar de estrés, depresión, ni suicidios. ¿Es por falta de confianza en los líderes o en la sociedad misma? ¿Se ve el ciudadano incapaz de cambiar la situación, o incapaz de planteárselo?
Los turcos no solo están a las puertas de Constantinopla, están ya dentro de la ciudad, en cada barrio, en cada casa, en cada vida. Mientras hemos estado tan preocupados por la salud física y económica, por el devenir del día a día, el verdadero enemigo ha entrado en las entrañas de toda sociedad: “el yo, el nosotros y nada más”. La sociedad ha perdido su horizonte como tal; el resultado es falta de amor por temor, el sentimiento más generalizado en el mundo. La Biblia lo profetizó así hace dos mil años: “por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte. Pero el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo” (Mateo 24:12,13) ¿Aguantar en qué?, en la integridad de tus valores, de tu generosidad, de tu amor, si aún no los has perdido.
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