En su memoria
Si las cosas no se tuercen, esta semana se firmará el acuerdo de pensiones que tumbará las partes más regresivas de la reforma de Rajoy que empobreció a los pensionistas actuales con su dichoso 0,25 y amenazaba con una fuerte rebaja a los futuros. Han sido ocho años duros de patear las calles, concentraciones, encierros y realizar una gran marcha a Madrid en 2017, para revertir un ajuste duro en las economías más necesitadas con rentas por debajo del salario mínimo, que se llevó también por delante el fondo de reserva con más de 60.000 millones sin dar explicaciones. Además, ya veníamos de otra congelación del “bueno” de Zapatero, con lo que las pérdidas de poder adquisitivo de los bolsillos de jubilados, jubiladas y pensionistas fueron importantes.
Tengo que recordar a los compañeras y compañeros que se han quedado en el camino y no verán su lucha recompensada, como Susana, Celestina, Nieves, Tomás, Carrandi, César y muchos más que nos acompañaban en las movilizaciones. En su memoria celebramos este acuerdo.
Pero ahora toca velar para que se lleve adelante “gobierne quien gobierne”, porque los tambores de guerra de la derecha, que ya ha olvidado sus fechorías con la clase trabajadora, amenazan con tumbar las medidas sociales que, aunque escasas, se están recuperando con este Gobierno.
Los pensionistas, hombres y mujeres, seguimos teniendo motivos para salir a la calle -vacunados y con mascarilla- en defensa de la sanidad pública y las consultas presenciales en los centros de salud, reducir las largas y tortuosas listas de espera -como hicimos estos días en Siero y Langreo-, unas residencias con calidad asistencial y asequibles a todos los bolsillos, apoyo económico sin demoras para la dependencia, erradicar la pobreza energética y elevar las pensiones mínimas hasta las cuantías del SMI. O sea, faena más que suficiente para que ningún trabajador/a, cuando se jubile, pregunte “para qué le sirve el sindicato”.
Y está pendiente la reforma laboral, piedra angular del sistema público de pensiones en cuanto son los salarios los que aportan las cotizaciones para las actuales y garantizan para los futuros pensionistas rentas suficientes, además de dar empleo estable y digno a esos miles de jóvenes que dependen de la economía de sus padres o abuelos.
Por eso seguiremos batallando, antes solos que mal acompañados, pero no nos estorba nadie que venga con respeto y compromiso para lograr una sociedad más justa.
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