La crisis que buscó el alcalde de Grado
Ahora que los vecinos tendrán que cargar, en nombre de la crisis, con unos males que no han provocado, conviene recordar las declaraciones que, a poco de ser elegido Alcalde, el Sr. Rey prodigó en la prensa, sin cautela ni criterio, denunciando lo que, sólo él, consideraba una herencia política catastrófica, en referencia a la situación económica del Ayuntamiento de Grado.
Sus acusaciones al anterior equipo de gobierno por su pésima gestión no tenían confirmación en los datos ni en los informes de la propia intervención municipal, cuyo técnico del servicio certificó, una y otra vez para escarnio de las acusaciones del recién Alcalde, la buena salud económica del Ayuntamiento, consecuencia de llevar a cabo una política, a lo largo de los años, de ahorro y contención del gasto, ya que los ingresos en dicho Ayuntamiento resultaban muy limitados.
¿Estaba Rey poniendo la venda a una herida que, más bien temprano que tarde, sólo él provocaría? ¿Preparaba una víctima para sus próximas tropelías? Los hechos parece que llevan ese camino, pues es ahora, con su gestión, cuando la situación económica hace aguas y amenaza hundir el Ayuntamiento. Sólo tres años ha necesitado, con la inestimable ayuda de su teniente-alcalde, para dinamitar y hacer volar por los aires, tras años de esfuerzo político y rentabilidad económica, un proyecto de ciudad riguroso y coherente para el concejo de Grado.
La causa de la crisis no es el ladrillo, como de manera tópica y engañosa dice el Alcalde. La crisis del sector de la construcción no daña, en Grado, gravemente los ingresos del Ayuntamiento hasta poner en riesgo su economía, pues la villa moscona, a diferencia de otras, no ha conocido el boom de la construcción y los ingresos por licencias urbanísticas siempre se han mantenido lejos de los principales recursos municipales.
Las quejas del Alcalde por la insuficiencia de ingresos municipales carecen de rigor, pues ha vendido, cuanto ha podido, del Patrimonio Municipal por un valor, hasta el momento, de cinco millones de euros. Otro tanto suponen los planes contra el paro «A» y «E» de ayudas para el concejo; sumados ambos ingresos resulta la escalofriante cifra de diez millones de euros de ingresos extras en solo tres años. ¿No es contradictorio utilizar como motivo de la crisis la insuficiencia de ingresos, en el mismo momento que tiene lugar la entrada de ingresos extraordinarios más elevada, con diferencia, de la historia del Ayuntamiento?
La crisis económica del Ayuntamiento de Grado se produce, realmente, por un exceso desorbitado del gasto corriente municipal. No es consecuencia de un factor externo, sino del tipo de gestión del gasto, irracional e insolidario, que busca satisfacer intereses personales y partidistas, y no ha tenido en cuenta el futuro que espera a las siguientes corporaciones que carecerán de los ingresos del agua durante un cuarto de siglo, algo así como 20 millones de euros pedidos para el interés público, mientras los cuatro millones de la venta, este equipo y su Alcalde, los han merendado en un año.
Es cierto que hay menos ingresos, pero el Alcalde, tratando de ocultar sus errores, no explica el verdadero motivo de esa merma económica: no es otro que los ochocientos mil euros anuales correspondientes al agua y el saneamiento del concejo que, ahora, se cuelan por el dorado sumidero de una empresa privada, la cual, probablemente, sabrá corresponder. Ésta es, con el modelo de gasto utilizado, la razón de la crisis económica que ha sido buscada, aprobada y ejecutada por el Alcalde y teniente-alcalde con el apoyo de todos los concejales del Partido Popular y Aigras, que forman la mayoría de gobierno. Se fraguó, con probado interés personal, sobre el criterio de vender patrimonio municipal y utilizar una política de gasto corriente, desenfrenado e irresponsable, sin control público ni racionalidad política.
José Sierra Fernández
Grado
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