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El bable y la política

28 de Julio del 2021 - Enrique Portilla

En Asturias las personas se entienden, dialogan y escriben en un idioma universal común a todos los españoles: el español o castellano; y en nuestra sociedad el bable es y representa una serie de palabras, giros, expresiones e incluso soniquetes dependiendo de las distintas zonas asturianas: la oriental, la occidental, la de las cuencas, vaqueiras, del mar, e incluso de zonas leonesas. En líneas generales, su origen fue rural y al no desarrollarse como lengua se fue entremezclando con las palabras provenientes del castellano. Así lo conocí y lo viví desde siempre. En cualquier lugar de Asturias se hablaba y se habla en un correcto español y a la vez se intercalan vocablos y expresiones auténticas y exclusivamente asturianas, sobre todo en las zonas rurales; y eso es todo. Se necesita conservarlo y protegerlo y no hipertrofiarlo artificialmente con un falso e inventado vocabulario. Y en este sentido, entra en juego una institución que conviene analizar como es la Academia de la Llingua, la cual fue creada para estudiar, conservar y defender fundamentalmente el patrimonio lingüístico asturiano, algo evidentemente positivo en nuestro acervo cultural; pero su cometido ha mutado y se ha politizado, impulsado por el partido gobernante, inundándonos de palabras inventadas a las que otorgan un certificado de autenticidad expedido exclusivamente por dicha institución, manipulando e inventando términos y expresiones a su antojo para generar una lengua que pretenden promocionar y en su momento oficializar argumentando “que el pueblo lo reivindica y lo demanda”, lo cual es otra mentira e invención para seguir manteniendo ese discurso. El pueblo asturiano no tiene esa necesidad sociolingüística; demanda otras exigencias mucho más perentorias que no son necesarias ni mencionar por obvias.

Por si fuésemos pocos... aparecen en escena otros elementos disgregadores que reivindican protagonismo con el proyecto de que su habla, su idioma, goce de la misma consideración que cualquier otro, la fala que se habla, entre otros, en la zona próxima a Galicia. Lo comento, cada uno saque sus valoraciones y conclusiones.

En el fondo, es el inicio de un virus; sí, de un trágico y letal virus: el del nacionalismo, que utiliza la lengua como elemento diferenciador, como un muro para distinguir y separar a los que forman y no forman parte de la nación o de la tribu. En definitiva, se quiere inocular el virus del nacionalismo con el asturiano o bable como bandera. Y aquí entran los partidos políticos; y principalmente el PSOE, que en todas las épocas anteriores y principalmente en la anterior legislatura, con un presidente socialista bien conocedor del tema, culto, equilibrado, responsable, con sentido de asturianía y universalidad, paró los diferentes embates locales y otros de instancias superiores y se plantó ante tales embestidas. Pero el actual presidente ha decidido entrar en ese tenebroso camino que implica lengua y nación como elementos para excluir y generar división, y, a la vez, para disponer y etiquetar quién es buen o mal asturiano. Ya se ha visto y se está viendo lo que está pasando en otras comunidades de España. Asturias va a comenzar ese proceso, y surgirán más problemas, más enfrentamientos, más “aldea” más aislamiento, más trabas y más dispendio económico, por supuesto a costa de todos nuestros impuestos. En este sentido, ya mucha propaganda se empieza a percibir en los medios de comunicación, donde muchos propagandistas, de vez en cuando, mal leen unas cuartillas en ese bable “académico” y prefabricado, pero que son incapaces de mantener una conversación espontánea en un verdadero bable, salvo repetir insistentemente “ye”.

Los distintos partidos políticos parecen tener claras sus posiciones, salvo Foro, que parece haber dado un giro en esta materia del bable. Este partido nació por el impulso de una persona, entonces con experiencia, empuje y prestigio en la política nacional y asturiana, que ilusionó a un número considerable de asturianos, hartos de una indefinición y atonía política. Su evolución a través del tiempo ya es conocida, pero en su programa no entraba que el bable fuese una lengua oficial y menos con el mismo rango que el español. Por las manifestaciones de su representante en el Principado deduzco que como primer escalón apoyará las iniciativas para oficializar el asturiano, y a continuación el segundo, y ya con la oficialización, seguir medrando y buscar un “puestín” en ese dislate de cargos que crea la Administración para todos aquellos que el partido de turno necesite para seguir permaneciendo en el poder. Me pregunto qué busca Foro o, mejor dicho, qué busca su presidente. ¿Seguir viviendo de la política sin importarle la bandera ni los principios? Está claro que el porvenir de este partido es incierto, y quizás esa sea una motivación para dar ese apoyo a la oficialización.

¡Por favor! No hagáis hostil al bable ni en Asturias ni en el resto de España.

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