Garrido y sus circunstancias
Él solito y sus circunstancias. El titular de Bienestar del Ayuntamiento de Castrillón, en funciones de alta dignidad y sin ayuda visible, pues todo indica que ha sido iluminado por una divinidad que como tal permanece oculta, descubre la génesis del problema. Los Gauzones y nada más que Los Gauzones son el principio y el fin del enigma. ¡Muerte a Los Gauzones! ¡Larga vida al arenal de Salinas!
También es posible que José Luis no necesite ser soplado por ningún demiurgo o «demiurga» y él mismo posea inteligencia divina o política, que para el caso es lo mismo. El asunto es que no precisó tanto tiempo como Costas para sentenciar y esto merece el máximo agradecimiento, respeto y consideración.
Garrido, desde lo más elevado del pensamiento abstracto, soluciona la pérdida de áridos en toda la cornisa cantábrica. Los Gauzones y nada más que Los Gauzones son el principio y el fin del problema. ¡Muerte a Los Gauzones! ¡Larga vida a los arenales del Cantábrico!
Ya que los engendros demoniacos parecen sentenciados a la hoguera inquisidora, éste, tu humilde servidor, sólo pide que indultes al Gauzón 1 de tan fatídico final para que siga saliendo la Luna y el Cantábrico no se convierta en un mar muerto. Los fariseos no te darán ni agua salada, pero yo, cientos de jóvenes sin rumbo, los socios del Club Náutico, los chalés de primera línea, los clientes del nuevo espacio público de ocio en la plaza de Los Patos y los propietarios de las últimas edificaciones realizadas en el biocomplejo dunar prometemos seguirte y sufragarte.
Para finalizar, ¡vivan la intelectualidad y el argumento científico!
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