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Otra crítica a los profesionales de la salud

5 de Julio del 2021 - José Viñas García (Oviedo)

Siempre lo hacemos sobre la Administración, pero de ellas (gestionadas por políticos mediocres) no podemos esperar lo que debemos exigir nosotros: los usuarios, pacientes, pacientes y familiares.

Hoy debemos poner el foco sobre los que realmente pueden y deben cambiar muchas cosas dentro de nuestra sanidad pública: los profesionales. Que además de estudiar, y mucho, tienen que completar dicha sabiduría cumpliendo con su código deontológico.

El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad (William Osler).

No diré como Quevedo “Matan los médicos y viven de matar, y la queja cae sobre la dolencia” ya que, aunque es una profesión cargada de frustraciones, también lo es de alegrías cuando logran resultados no esperados. Con esta frase me viene a la memoria la eutanasia, algo tan alejado de ese código de luchar por la vida, curar en vez de matar. Cuidado, eso no quiere decirse que no se deba aplicar la eutanasia a casos extremos, pero una ley así, abre la caja de pandora a ir encadenando jurisprudencias para que ocurra como en los Países Bajos que pedían muerte a la carta. Las leyes deben ser estudiadas por gente madura y aplicadas cuando el resultado sea bueno para la mayoría, pero dejar estas cosas en manos de ministras imberbes que no saben de nada, es una crueldad y una gran irresponsabilidad. Me viene a la cabeza Jordi Sabaté Pons, joven enfermo de ELA que pide ayuda para vivir, vean lo que escribió hace un día “Hay 4.000 enfermos de ELA en España. Cada día se diagnostican 3 nuevos casos y fallecen 3 personas. No tenemos ayudas para la investigación ni para nuestros cuidados domiciliarios. Sin ayudas para vivir solo podemos elegir la eutanasia. Es un crimen de exterminio”.

A lo que vamos, no es posible que vayamos para atrás, listas de espera que pudieran considerarse delictivas. ¿A quién benefician para que nadie ponga soluciones? Creo sinceramente (a la privada) y sospechosamente a aquellos que complementan la sanidad pública con la privada, ya sea en clínica o en casa. Nunca ocurrió, que tengan un niño (también cualquier persona y de cualquier edad, pero si ocurre con niños, que no pudiera pasar en dejadez para los ancianos) con problemas que preocupan mucho a sus papás y vean que en la publica les dan largas sin soluciones, para acabar en la privada que les resuelven todo en poco tiempo; eso sí, con grandes sacrificios personales para costear lo que les debiera solucionar la sanidad privada ¿entienden tanta desconsideración con el sistema y con los usuarios que les pagan el sueldo? Si no quieren que se les eche en cara lo del sueldo, tienen una salida: trabajar solo en la privada. Luego eso sí, a los que trabajen y cumplan en la publica pagarles en condiciones lo merezca cada cual, que no exista esa comparativa con los salarios de la privada. En la publica se ganan bien el sueldo los que todos sabemos, otros debiéramos echarlos sin consideración.

El sistema falla y nadie hace nada por corregirlo. Los profesionales debieran ser los primeros en exigir medios y personal para cumplir bien su cometido, si se mantienen en silencio tragando carros y carretas, es que están bien con el machito. ¿Quién paga todo? Por supuestos los enfermos con su salud y vida corta.

Ya que estamos hoy muy críticos, tampoco diré como Robert Koch: “Cuando un médico va detrás del féretro de su paciente, a veces la causa sigue al efecto”.

Un abrazo a tantos profesionales que se dejan el alma en su profesión, y un tirón de orejas más fuerte aún a quienes pudiendo dar soluciones, siguen contemplando la caída de nuestra sanidad pública sin inmutarse.

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