¿Reforma de pensiones o maniobra de distracción?
Resulta harto sospechoso que, justo ahora cuando el Gobierno necesitaba distraernos con algo, para que nos olvidemos –en mi opinión–de la chapuza en la que acaba de meter a la nación con los indultos a quienes pretendieron y pretenden desmantelar España como nación histórica, ahora, como suele decirse, “de prisa y corriendo”, nos presenten una reforma del sistema público de pensiones, vendiéndonos la moto de que con esa medida nuestras actuales pensiones y las futuras estarán aseguradas.
Desde hace algunos años, el llamado Pacto de Toledo lleva dándonos la matraca con que si hay que poner de aquí o quitar de allá para solucionar el déficit de caja que año a año genera el sistema, al no cuadrar las cuentas de ingresos vía cotizaciones del personal en activo y el pago a quienes hoy tenemos derecho a cobrar pensión. Cada gobierno habido hasta ahora, va capeando el temporal como se le ocurre y puede, y no acaba de cortar el bacalao tal como la situación exige. Nuestro sistema de pensiones, es de los que se denominan de reparto, supongo que lo sabremos todos, más quienes nos gobiernan y gobernaron; esto supone que nadie está cobrando una pensión por aquello que durante su vida laboral puso en una hucha o en una cuenta bancaria, sino que nuestras cotizaciones en años de activo iban a pagar las pensiones de los que entonces ya eran pensionistas, y ahora estamos cobrando nuestras pensiones con la cotizaciones de los pocos que hoy tienen la suerte de tener un empleo. Esta situación, dado que el empleo por distintos motivos cada día es más escaso, las cotizaciones o ingresos en el sistema cada día son más bajos y como a la vez para suerte de quienes cobramos pensión, la esperanza de vida o ciclo vital es más alto que nunca antes, pues el número de pensionistas a cobrar aumenta a la par que disminuye el de quienes cotizan, lo que da lugar a que el sistema genere déficit de caja año tras año.
Ahora para conformarnos o distraernos como a niños inocentes o viejos atolondrados, nos salen con el invento de que nos actualizarán las pensiones conforme al IPC de cada año, y que si este resultara negativo, nuestra pensión no sufrirá merma. Fabuloso, yo me apunto, no estoy dispuesto a perder ni un céntimo, pero ¡oigan! nadie me dice de donde va a salir el dinero para cumplir con tal promesa. Quienes ya tenemos por edad vividas tantas situaciones y visto tantas promesas incumplidas no podemos sino desconfiar y sospechar que esto no es más que una maniobra de distracción de cara a los fieles votantes, pero sin ningún fundamento. En mi niñez en aquellos años de posguerra en que íbamos a la escuela con un solo libro, la enciclopedia de Dalmau, en el apartado de aritmética nos decía que dos más dos eran cuatro. Desde entonces ya sé que todo ha cambiado, pero yo, por más que hurgo en lo que ahora denominan asignatura de matemáticas, el resultado de esa operación de suma tan básica sigue siendo el de entonces igual que el de ahora, por mucho que unos pretendan deformarlo. En aritmética o contabilidad, no hay milagros, si los gastos son mayores que los ingresos, el resultado final es negativo, por tanto, genera déficit, y este lleva a generar deuda; situación no deseada y totalmente negativa para cualquier economía, ya sea casera, empresarial, autonómica o nacional, lo que, concluyendo, se transforma en ruina a corto plazo.
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