El busto y el disgusto
No sé lo que habrá pensado la alcaldesa de Barcelona al enterarse de que el Tribunal Supremo ha obligado al Ayuntamiento de la Ciudad Condal a volver a colocar, en el Salón de Plenos de dicha Corporación, un busto con la efigie del Rey. Pero no la de Juan Carlos I, que fue oportunamente descolgada con motivo de su abdicación, sino la del monarca en ejercicio, es decir, la de Felipe VI, que es lo que indica la norma.
La norma dice lo que dice, y quien lo dice es el artículo 137 de la Constitución, y mientras esta no se reforme, hay que acatarla, aunque el Tribunal Supremo haya tardado seis años en manifestarlo explícitamente, que ya son años.
Supongo que la alcaldesa se habrá llevado un buen disgusto al enterarse de esta resolución, y desconozco si procederá, o no, a cumplir lo estipulado por el más alto Tribunal del Estado, algo que a mí, personalmente, no me quita el sueño. Pero debe ser un asunto muy importante porque hoy ha sido noticia de portada de casi todos los medios, y por eso lo comento.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

