No comer carne
Eso dice un ministrillo de este Gobierno de retales. No sé si sabrá que en este país a lo máximo que llega un trabajador honrado con un sueldo mileurista es a comer un poco de carne picada en forma de albóndiga una vez a la semana; los ciudadanos de este país que tienen que sobrevivir con sueldos de recorrido corto, pues no se llega a la meta de fin de mes, pocos homenajes carnívoros se pueden dar. Ustedes, los mercenarios de la política que se prestan a todo con el fin de trincar un alto cargo sin dar ni golpe, ustedes, sí pueden comer grandes cantidades de exquisita carne, además de “expeler continuamente ventosidades que contaminan y envenenan el ambiente”. Pregunte a las personas que están en las colas del hambre cuántas veces al mes comen carne, a las viudas con pensión mínima, a los que están en el paro o a los que perciben el salario mínimo vital. Después de oír y ver las declaraciones del señor Garzón, ministro de Consumo, uno no puede por menos que acordarse de Platón. (Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos hablan porque tienen que decir algo).
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