Ahora, veganos

8 de Julio del 2021 - J. J. J. Suárez González (Gijón)

Si yo ya estaba bastante enfadado porque toda España se había apuntado a la irresponsable “libertad” de Ayuso, ya sabe, usted, fuera mascarillas, ocio nocturno y movida madrileña, que ha traído la consecuencia de la subida exponencial de los contagios en los jóvenes en todo el país y que nos va a fastidiar el verano turístico, si ya estaba cabreado por la nueva ocurrencia de Vox, un plan de “gestión” del lobo para, en la práctica, erradicar al cánido salvaje de la Península Ibérica, pues, me sale el compañero Alberto Garzón apuntándose a la ridícula moda vegana y creando un problema, otro, como si ya no tuviéramos suficientes. Yo creo que los políticos deben estar para resolver los problemas, no para crearlos. Como si Iglesias, Echenique y Bellarra, y los compañeros y compañeras de Podemos, no fueran suficientemente buenos creando problemas y perdiendo votos, pues el líder de IU, una fuerza política hasta ahora bastante cabal, los ha superado a todos, sublimando las tonterías. Alberto nos dice que debemos comer menos carne porque el gas metano del ganado es un agente indeseable para el cambio climático. La verdad es que en la izquierda hay mucha gente que ha perdido completamente el Norte y que, en vez de defender lo que deberían defender, se dedican a bailar el agua a las minorías y a apuntarse a modas absurdas esperando pescar a algún estúpido. Ni de lejos es la ganadería uno de los principales sectores que influyen negativamente en el calentamiento global y en el cambio climático, la primera causa son las centrales térmicas de carbón y la segunda las ingentes emisiones de los buques mercantes, que queman fuel de muy baja calidad (como lo que vende Gibraltar) pero más barato. ¿Va a meterse el compañero Garzón con los armadores de buques con banderas de conveniencia que queman ese fuel ponzoñoso? Quiere verlo con estos ojitos. Cuando los europeos llegaron a Norteamérica había allí millones de bisontes y hubo un tiempo en que animales salvajes, como los uros, poblaban la Tierra sin que hubiera ningún problema medioambiental. En África, por ejemplo, los elefantes, jirafas, ñus, cebras, antílopes, etc., en el pasado eran muchísimo más numerosos que en la actualidad. Apuntarse a modas ridículas e intentar hacer política con ellas no es una buena idea. Los veganos, antes llamados vegetarianos, defienden que no se debe comer carne ni pescado sin saber que nuestros ancestros no habrían pasado de tener un cerebro con solo 550 centímetros cúbicos de capacidad sin esas proteínas de origen animal. Digerir los alimentos de origen vegetal es mucho más costoso, por eso los herbívoros tienen un largo aparato digestivo y hasta cuatro estómagos, y esa energía no se emplea en desarrollar el cerebro y en mantener su funcionamiento. Por eso los carnívoros son más inteligentes que los herbívoros. Pero, es que, querido compañero, cuando vivimos en un país donde miles de niños no pueden comer carne ni pescado porque sus padres están al borde mismo de la indigencia, decir ciertas cosas es ofensivo y me recuerda mucho a la frase que se le atribuye a la reina María Antonieta: “Si no tienen pan, que coman bollos”. Lo mismo hace Errejón, pidiendo la jornada de 32 horas cuando el problema de los parados españoles no es trabajar menos horas, es no poder trabajar, eso sí, le dieron 50 millones de euros con ese paripé como justificación. Irse a vivir a otra galaxia no es bueno, porque a María Antonieta la guillotina le puso les pies en el suelo y a otros se los pueden poner las urnas. Así que, compañero, si quieres comer las hamburguesas de mentira y los vegetales transgénicos de multinacionales como Monsanto me parece maravilloso, pero yo seguiré comiendo cachopo de ternera asturiana, porque yo no soy un rojo de pandereta y tengo otro futuro en mente.

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