¿Cuál es el premio, Garzón, para bajarte el calzón?
No resulta comprensible ni congruente que un ministro que en su boda incluye en el menú “carpaccio de ternera, solomillo de ternera y jamón” venga ahora motu proprio a recomendarnos que no comamos carne, ya que las flatulencias de las vacas y las heces de los cerdos y sus piensos “contaminan más que los coches”.
El fondo de la cuestión, el “leitmotiv” del anuncio del ministro, está en las Agendas 2030 y 2050, presentadas por el Gobierno de Pedro Sánchez y la Unión Europea (UE), donde planean intervenir el mercado de la carne para favorecer las “hamburguesas de laboratorio” de Bill Gates, producto que el presidente de Provacuno, Eliseo Isla, ha denunciado de este modo tan contundente:
“Están imitando la forma, la presentación, pero, al fin y al cabo, es un ultraprocesado vegetal con forma redonda, ¡hecho con 27 ingredientes! (extractos de plantas, acidulantes, aceites, aromas, etc.), algunos hasta cancerígenos. Lo que hace Bill Gates es un filete de carne tumoral de laboratorio. Esa carne de laboratorio es como si fuera un tumor. Una célula va proliferando hasta generar todo el bistec”.
Entendemos, ministro, que Ud. no entienda o no quiera entender nada.
Los animales de granja (porcino, vacuno, ovino, equino y avícola), afectados por argumento tan contundente del Sr. Garzón, se han rebelado, reaccionado de forma inmediata y proporcionada, pidiendo que se haga justicia y se reconozca su incuestionable aportación para que la esperanza de vida de los humanos hispanos haya llegado a los 84 años.
A tal efecto, han convocado una colorista manifestación en la Castellana el próximo sábado, en tono festivo y reivindicativo donde se pondrá de manifiesto su indisimulado enfado ante la bajada de calzón del inane y anodino Garzón.
La marcha, que discurrirá por las principales arterias de la capital, estará protegida en sus flancos por un ejército de mastines de la montaña leonesa, ejerciendo como abanderado, al frente de la misma, la archiconocida y simbólica cabra de la legión, a préstamo del glorioso Cuerpo.
Pancartas con denuncias, mensajes y eslóganes de lo más variopintos como es el caso de “Vacunos y porcinos” que restregará por la cara del ministro comunista su rendición incondicional ante el empuje “capitalista”.
Los “Cerdos catalanes” que, por cierto, son más numerosos que los ciudadanos de esa Comunidad, desfilarán bajo la pancarta de Casa Tarradellas y el último eslogan de la marca: “Cuando la necesitas, estás”.
Las gallinas desafiarán al ministro con un “no hay huevos”, rechazando el exterminio propuesto y revindicando su condición de hembras del gallo, libres y no sometidas, con un simplista pareado: “Una gallina sin gallo / es un callo” (nada que ver con lo que pretenden imponer los ecologistas y animalistas de turno).
A su conclusión, “Lunáticos sin fronteras” leerá un manifiesto admitiendo que la Luna, que regula las mareas, es la principal culpable de la liberación de enormes cantidades de gas metano, por la presión que genera el movimiento en los sedimentos del fondo marino, exonerando de esta forma a las vacas que, además de ser sometidas y explotadas por los humanos durante siglos, han venido cargando con el estigma de saturar la atmósfera con dióxido de carbono, tan pernicioso para la salud.
Veo en la publicidad de las grandes cadenas de supermercados y comida rápida, cómo animales felices pastan en verdes y bucólicos campos, y se me hace la boca agua pensando en la maravilla gastronómica de los tiempos de penuria: un filetín, chorizo, huevo y patatas fritas (vaca, cerdo y gallina). Hasta eso nos quieren quitar.
Saludos cordiales.
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