Adaptarse al medio
La posibilidad de utilizar los medios técnicos básicos, hoy día, por casi toda la sociedad, independientemente de su posición económica, distorsiona de alguna manera la percepción de los problemas, cuando alguien no puede acceder a alguno de ellos, aunque sea circunstancialmente. Me refiero a la electricidad, agua corriente y transporte. La sociedad, en general, ha perdido la capacidad de saber adaptarse a las circunstancias. Escribo con conocimiento de causa:
Como en varias ocasiones referí en este mismo medio, nací, crecí y me eduqué en San Juan de Nieva, margen derecha de la Ría de Avilés, lo que comúnmente conocemos como San Juan del lao de allá. Pocos conocen que ese pequeño núcleo poblacional pertenece por mitad a los municipios de Avilés y Gozón. La parte lindante con la ría y la primera calle, Antonio Fernández Hevia, a Avilés y el resto a Gozón. Hasta que yo cumplí los 18 años, voy a cumplir los 86, no teníamos electricidad, agua corriente, ni carretera. La carretera era la ría y generalmente a remo. Por eso cinco chavales del “barrio” fueron campeones de España de remo en Bilbao. Alumbrábamos con quinqués de petróleo, con velas de cera o con carburo. Mi abuelo Pachico, adelantado a su tiempo, instaló una central de carburo y lo distribuyó por toda la casa con tuberías de plomo. El agua se almacenaba la de lluvia en aljibes, que algunas veces rellenaba el barco aljibe Artaza de Marino “con don”. La fuente más próxima, que sigue existiendo, está a un kilómetro en el Emballo.
A pesar de todo esto, yo pude hacer el antiguo bachillerato de ingreso, siete cursos y examen de estado en la universidad e incluso ingresar en la antigua Escuela de Peritos Industriales de Gijón. Para eso tuve que ir a vivir a Gijón y “adaptarme” a otra forma de vida, gracias al esfuerzo de mis padres, pues mi padre era gruista del puerto y los medios escaseaban. Con mi hermano, ya fallecido, al que yo llevaba diez años, las cosas ya habían cambiado, yo ya trabajaba y pude financiar su carrera de Capitán de la Marina Mercante en La Coruña y yo mismo ampliar la mía en Barcelona. Adaptarse a las circunstancias es una virtud que no debemos confundir con conformismo.
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