Transición ecológica y reto demográfico
Desde que se creó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con su ministra señora Ribera a la cabeza, parece que todas las decisiones que se toman van en contra de las comunidades del norte de España, muy especialmente la comunidad autónoma del Principado de Asturias.
No son decisiones sin importancia, son decisiones de calado: cierre de minas, cierre de centrales térmicas, subida de energía eléctrica desmesurada a la industria asturiana y, para finalizar, la ley de Protección del Lobo en todo el territorio nacional.
Vamos por partes. Obviamente hay que tomar medidas en cuanto al cambio climático, ya había que haberlas tomado con anterioridad; ahora bien, cierras minas y nada a cambio, cierras centrales térmicas y nada a cambio, haces insoportable para las empresas las facturas de la electricidad, y muy poco a cambio. Aguantarán mientras puedan algunas, como Arcelor o Azsa, pero otras quedarán por el camino. ¿De qué vamos a vivir? ¿A qué nos vamos a dedicar? Solamente del turismo y el sector servicios, lo dudo mucho.
Y el despropósito de la ley de Protección del Lobo. ¿Es igual la situación de esa especie en Almería, en Cádiz o en Salamanca que en los Picos de Europa o en toda la cornisa cantábrica?, pues a partir de septiembre parece que sí.
En cuanto al reto demográfico, mucha teoría, pero muy poco en la práctica. En el Principado de Asturias se creó el departamento del Comisionado para el Reto Demográfico. Se puso al frente del mismo a una persona sobradamente cualificada y sobradamente preparada para dicho cometido, pero parece el departamento del “había que”. Para fijar población en las zonas rurales, había que tener unas carreteras en condiciones, había que tener unas conexiones de acceso a internet buenas, había que bonificar a los jóvenes con rebajas fiscales para pequeñas empresas y para agricultura y ganadería… ¿pero realmente se ha hecho algo real y en la práctica de todas estas propuestas?, pues muy poco o nada.
Cuando de verdad llevemos a la práctica estas medias, ya no habrá vecinos en los pueblos y comarcas y, entonces, ¿para qué queremos estas posibles mejoras?
Me llama la atención que, ante estas decisiones arbitrarias, parciales, injustas y lesivas para los intereses de Asturias, nuestro presidente, consejeros y alcaldes guarden un silencio inaceptable. No se trata de manifestaciones ni de actos para la prensa, se trata de reunirse, hablar, negociar, tomar decisiones. Oye, que esas responsabilidades van en el cargo y en la nómina de cada uno.
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