Jóvenes modélicos y jóvenes bestias
Quienes somos aficionados a asomarnos a esta ventana que LA NUEVA ESPAÑA nos concede a los lectores estos días tendríamos temas que tocar para dar y tomar: reforma del sistema público de pensiones, remodelación del Gobierno, escalada de la pandemia Covid-19 y un sinfín de temas más.
Por mi parte, tanto en la remodelación del Gobierno como en los otros temas, solo deseo que quienes tienen responsabilidad en ello pongan todo su saber y entender en solucionar cuantos problemas aún tenemos pendientes de resolver y lo consigan.
Voy a dedicar mi escrito en preocuparme en algo que parece que va en aumento día a día. Me refiero a la manifiesta y comprobable violencia que se está dando en cierta parte de nuestros jóvenes, no quiero ni debo generalizar, ya que sería totalmente injusto. Hay jóvenes que nos dan lecciones de ejemplaridad cada día en todas las facetas de la vida cotidiana, pero hay ciertos individuos y grupos o manadas que se comportan como verdaderos energúmenos, dejando a los animales más fieros y salvajes a la altura del barro. ¿Quién puede encontrar justificación para poder entender que un grupo de bestias se ensañe con un joven solo y lo pateen hasta el punto de producirle la muerte tal como acaba de pasar en Galicia con el joven Samuel (q. e. p. d.)? Yo pienso que nadie en su sano juicio puede entender que algo así pueda suceder en una sociedad que, según estadística, nunca antes en nuestra historia había estado tan bien formada como en este momento.
Cuando el PSOE de Felipe González llegó al poder, su lugarteniente o fiel escudero, con perdón, don Alfonso Guerra, dijo aquello de que “a España no la iba a conocer ni la madre que la parió”. Cada día se confirma más su pronostico; a mi entender, nunca antes habíamos sido tan bestias. Campo abierto tienen ahí los sociólogos y psicólogos para estudiar los motivos de tan irracional comportamiento. Da la impresión de que algunos jóvenes llegan a ese tipo de actitudes guiados por lo que desde muy niños llevan viendo en los videojuegos, series y películas violentas, sin acertar a discernir lo real de lo ficticio.
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