La maratón de Luis Enrique
En la ciudad donde se hizo futbolista Luis Enrique se podía haber fundado el Sporting Club Barcelona debido a la historia compartida con los culés y a que la mayoría de los aficionados en Gijón son hinchas pasionales de ambos equipos.
Pero se adelantó Guayaquil y el Barcelona Sporting Club es uno de los más victoriosos de Ecuador.
Quini, Julio Alberto, Villa, Abelardo y otros acompañan a Luis Enrique en corazón sportinguista y barcelonismo laureado.
Por tanto, resulta muy extraño y asusta pensar que en los chigres de Gijón, en la fase clasificatoria o en los primeros partidos del Europeo, se veía como algo normal criticar con dureza a nuestro seleccionador nacional.
Solo le defendían los silencios. Las decisiones del otrora guaje de Mareo y la mala prensa le dejaban sin abogado defensor.
La actitud de Luis Enrique en su carrera profesional siempre ha sido muy valiente, con criterio propio, sin miedo al fracaso, de los que se parten la cara.
Es verdad que ha tomado decisiones polémicas sin ningún carácter integrador. No llevar a una selección nacional (que no estatal como dicen algunos medios rústicos) a ningún jugador del Real Madrid parece un delito imperdonable, no convocar a ningún jugador sevillista siendo sede del Europeo parece poco político. En ambos casos la mayoría de los entrenadores coincidimos en que Nacho y Navas eran firmes candidatos.
Fue el único que no completó la lista de los elegidos para evitar vestuarios críticos (con la mayoría de jóvenes sin malicia alistados) según explicó.
Cambiar radicalmente la selección y llenarla de algunos bisoños inexpertos que en muchos casos han chupado banquillo y gradas no parecía una decisión muy lógica. Con la excepción de Busquets, por el que esperó a que superara el covid, que contrajo una semana antes de empezar la Eurocopa. Difícil de entender.
No me olvido de Morata, apellido que optaba a entrar en la RAE como sinónimo de gafe en todas las acepciones y ámbitos posibles.
A todo esto hay que sumar su postura de claro enfrentamiento a la prensa deportiva sabiendo que lo que los aficionados consumimos son titulares que nos llegan envenenados.
Al igual que a Clemente, que fue leal a su estilo y llevó lo que tenía, lo han despellejado vivo. O al laureado Vicente del Bosque, al que bombardearon por tierra, mar y aire al grito “Raúl selección”. Con estilos diferentes, a lo bilbaíno el de Baracaldo, y a lo tolón tolón el salmantino, ambos impusieron su criterio.
Como los anteriores Lucho demuestra el mismo liderazgo. Empatiza, motiva y defiende a su equipo, no soporta la traición y parece importarle un pito lo que escriban y piensen de él.
Un tipo que corre maratón y triatlón es un estoico aventajado, resiste todos los huracanes mediáticos y puede vivir con sus ideas en soledad toda una vida como un anacoreta.
“Dormir en el suelo, con piedras clavándose en tu cuerpo, aguantar ventiscas, que se te caiga la jaima encima por la noche, hacer tus necesidades a la vista de todos y ver cómo las hacen los demás, comer poco, pasar frío y calor en breve espacio de tiempo, soportar ronquidos y tener racionada el agua forman parte del viaje de la Maratón de Sables”, decía en 2008.
No se puede pedir más. El show debe continuar y espero que Luis Enrique tenga muchas ideas polémicas, ya que deseo que construya un gran edificio con todos los ladrillos que otros le hemos arrojado y continuaremos arrojando por el bien de todos.
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