La sonrisa de Messi vale una fortuna
El habitual semblante cariacontecido del astro argentino que le ha acompañado los últimos tiempos ha dado un espectacular vuelco al ganar con Argentina la Copa América, un triunfo que perseguía desde hace tiempo, que, por fin, pudo lograr y que le ha devuelto la sonrisa que perdió hace tiempo y que necesitaba encontrar para continuar jugando al fútbol con alegría y para que siga deleitándonos con su indiscutible clase como excepcional jugador de fútbol.
Desde que finalizó su contrato con el Barcelona, y a la espera de su decisión de continuar en el club blaugrana o de fichar por algún otro equipo puntero, a Messi se le veía siempre serio, con aire de preocupación por un futuro incierto después de los veinte años vividos en el Barça.
Con 34 años, en muy buena forma física, a Messi aún le quedan dos o tres temporadas para rendir al máximo nivel en cualquiera de los grandes equipos europeos que aspiran a todo, aunque lo más probable es que continúe vistiendo la camiseta del Barcelona, que el club de su vida.
Seguro que a su vuelta de Argentina se sentará con Laporta a negociar su renovación, y llegarán a un acuerdo, al precio que sea, porque su sonrisa vale una fortuna y porque el club culé no se puede permitir el lujo de dejarle marchar, un lujo que, a la postre, le saldría mucho más caro.
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