Nos vamos a equivocar de nuevo
He desechado poner interrogantes en el título porque todo indica que así va a ser. Las noticias fueron apareciendo y marcaban la importancia del camino recorrido. Hace un año (17-08-2020) el titular era: “El combustible del futuro se acerca a Gijón –La compañía de Indonesia que estudia crear una planta de hidrógeno en Aboño, uno de los múltiples proyectos sobre el gas en la región–”. Luego las noticias de hace unos días: “Un grupo de Singapur prevé invertir 2.000 millones en El Musel para producir hidrógeno”. Al día siguiente: “Una inversión como tres puertos”, donde ya se especifica bien que este proyecto sería de hidrógeno azul, no del hidrógeno verde reciclable que será el vector energético estratégico para la recuperación verde que promueve el mapa de ruta europeo. Por lo que, trazada ya la ruta en el mapa, Europa mirará con lupa el origen del hidrógeno de aquí a 2030 (ocho años). Es decir, alguien está buscando pardillos para sacar castañas del fuego y que se quemen ellos luego aguantando la castaña. No podemos seguir con liderazgos de este calibre. Si miramos hacia atrás, vemos que lo que se quiere hacer es un gran negocio de gas natural licuado (mientras dure) aprovechando la equivocación con el pie cambiado de la regasificadora de El Musel, y si seguimos mirando para atrás, esta llegó porque había que amortizar El Musel, y este llegó porque había que traer carbón para quemar; y esto era así, porque alguien quiso convertirnos en el mayor exportador de kilovatio térmico a través de una nueva línea de alta tensión entre Lada y Velilla; que luego, afortunadamente, nunca se llegó a construir, y la central térmica de Lada ya está cerrada. ¿Por qué seguimos jugando a equivocarnos de esta manera remando contra corriente? (sic) “Sus promotores están remando contra corriente en un momento en que las estrategias de la descarbonización de la UE y del gobierno central apuestan por potenciar la producción eléctrica con energías renovables y el hidrogeno verde, el generado a partir de aquellas”. Es decir, hacemos las cosas mal a sabiendas, a expensas de la maldad de que unos pocos se beneficien a expensas de un mal general para la sociedad asturiana. Pero no es de extrañar esta heroica forma de enfocar el fracaso yendo contra contracorriente, aún estamos orgullosos de habernos alzado en armas contra la II República.
Son muchas las vías de negocio que se abren con el hidrógeno verde renovable, sin ir más lejos se pueden hacer, y se tendrían que construir, grandes plantas termosolares en el Sahara. Los promotores podrían construir y exportar equipamientos para ellas desde El Musel. Llevando personal que instruya para su montaje y mantenimiento allí.
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