Y llegó la hiperinflación
Hace ahora tres meses advertíamos de la amenaza de la hiperinflación. Había entonces datos alarmantes en los EE UU, para todo el que quisiera verlos, de que iba a ser muy difícil controlar los precios a corto y medio plazo cuando el precio de la vivienda, por ejemplo, tanto de compra como de alquiler, se había disparado. En USA se habían disparado hasta los precios de los automóviles de segunda mano y el mercado del automóvil es un baremo inequívoco para saber lo que está sucediendo en la economía. Pues bien, una vez cerrado junio, el índice interanual de la inflación en EE UU ha llegado a nada menos que el 5,4% provocando el nerviosismo en los mercados de renta variable y también en los de renta fija. La hiperinflación es un monstruo que se retroalimenta. Pongamos un ejemplo: Si hay mucha inflación y usted tiene el dinero en el banco, rindiéndole casi nada, se depreciará en poco tiempo alarmantemente, así que usted lo que hará será sacar ese dinero del banco y comprar bienes que mañana van a valer más dinero y así rentabilizarlo o, al menos, que no se deprecie ¿Vamos entendiendo por qué el precio de la vivienda se ha disparado en los EE UU? En efecto, se ha disparado porque muchos fondos que estaban en renta fija han ido a parar al mercado inmobiliario y han provocado, a su vez, una mayor subida de la inflación. Aunque la hiperinflación que ya se está produciendo, y la que nos queda por ver, no tiene solo una causa, sí hay una causa fundamental: introducir en el mercado billones de dólares, de euros, de libras, de yenes, etc., sin respaldo de valor real provoca el recalentamiento artificial de la economía y, en consecuencia, que se disparen los precios. Los bancos centrales, a las órdenes de los gobiernos y de entidades supranacionales, han puesto las máquinas de hacer billetes a trabajar a todo trapo y ese dinero fiat, ese papel moneda de mentira cuyo valor es el mismo que el de los cromos con los que juegan los niños, que se ha repartido gentilmente a particulares y empresas, tiene que valorizarse ¿cómo? pues depreciando el poder adquisitivo de la gente subiendo los precios. Las recetas para controlar la inflación son sobradamente conocidas, y la primera de ellas es restringir el crédito, o sea, elevar el precio del dinero para que éste circule menos. Obviamente no podemos hacer las dos cosas al mismo tiempo, regar de dinero fiat la economía para reactivarla al tiempo que subimos los tipos de interés, sería la cuadratura del círculo, o la mayor tontería del mundo. Así que Christine Lagarde, la presidenta del BCE, ya nos lo ha dicho: "No se subirán los tipos de interés hasta que la inflación no supere cotas tolerables". Esas cotas no están claras y algunos economistas hablan que la línea roja puede ser una inflación del 3%, pero, ya hemos visto que en EE UU ya está en el 5,4% y no se han subido, ni parece que se vayan a subir, los tipos de interés. Pensionistas, trabajadores y la mayor parte de los ciudadanos que no viven de sus inversiones, sino de una nómina, deben tener especial cuidado con este asunto, porque, si no se ponen en pie de guerra, serán ellos, principalmente, con su pérdida de poder adquisitivo, los que pagarán la distorsión que el dinero de mentira está provocando ya en la economía.
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