Reflexiones de la semana del 13 al 17 de julio de un año extraño
Esta semana ha sido un tiempo de no parar de trabajar ni de pensar. No sé por qué, pero creo que este mundo se está yendo cuesta abajo, sin parar y sin frenos. Necesitamos un paracaídas que amortigüe el golpe cuando nos estrellemos contra el suelo. No concibo, al menos yo, un mundo en el que un ordenador gigante vaya apuntando lo que cada uno de nosotros hace en cada momento del día, con qué frecuencia vamos a hacer pis, si tenemos piedras en el riñón, si vamos de vacaciones o si nos quedamos en casa, si hemos o no acabado de pagar el lugar en el que vivimos.
Estas reflexiones emanan de un comentario de una de las señoras que trabajan en una de las más famosas tiendas de ropa españolas. Me ofreció la posibilidad de que me suscribiera al e-ticket, cuando le dije que no y le expliqué por qué no lo iba a hacer, me respondió, un poco airada: “Qué más da que usted no lo acepte, es el futuro, porque el Gran Hermano está ahí y qué importa que sepan si gastamos en cierta tienda o si vamos a otra”, y añadió: “Es su elección".
Yo siempre he considerado que soy una persona que ha intentado llevar la vida lo mejor que ha podido, pero si algo tengo bien claro es que nunca estaré en ese “patio de vecinos” que nos impondrá el “Nuevo Orden Mundial” en el que todos conocen las vidas de todos, porque con la mía ya me basta. Y esta reflexión ya la había hecho unos días antes del comentario de esta señora del párrafo anterior, cuando encontré por azar, preparando algo para los alumnos que tendré el curso que viene, a Robert Kennedy Jr. hablando de la gente con autoridad para decidir lo que los demás “querrían”. Comenta, Robert Kennedy, que esas personas pretenden tener a la raza humana bajo sus pies y a las industrias farmacéuticas darles el control para infundir el miedo a una sociedad que se cree todo, sin ni siquiera plantearse contrastar si esos acontecimientos se llevan a cabo por alguna oculta razón, por ejemplo, esa vacunación, que nunca será obligatoria, ese control para deprimir y entristecer al ser humano, cuanto más, mejor, esa pobreza que traerá, las muertes que causará, todos los suicidios debido a la baja moral y depresión provocadas por no ver otra salida más alegre que la de olvidarse de vivir, porque la alternativa de seguir viviendo no es demasiado atractiva. Dejo enlace, que merece la pena ser guardado para meditar cuando las cosas no vayan bien, cuando la libertad consista en seguir el camino de las “baldosas amarillas”, las falsas, no las verdaderas que nos llevan a casa y a la felicidad,
https://youtu.be/EaY2mAiHTYk
Siempre nos decía mi abuela, a la que echo de menos enormemente cada día por su sabiduría y su equilibrio, que si algo nos imponen y nos degrada a ser lo que los de la cúspide pretenden que seamos, hay que pararse y gritar NO con letras bien grandes; solo así el mundo irá a mejor. Todos aquellos que tengáis hijos, enseñadles a pensar con la cabeza y a amar con el corazón, les dará la posibilidad de elegir siempre la opción correcta para encontrar el camino correcto de las “baldosas amarillas”, que nos dará la felicidad, la fortaleza y la fuerza para elegir la mejor parte, que la mayoría de las veces, yo diría siempre, está en Dios.
Me despido de todos ustedes, lectores de LA NUEVA ESPAÑA, con las palabras de siempre, ¡paz y bien, pásenlo bien y pórtense bien!, y, pase lo que pase, sean siempre libres en el alma y en la mente. Les dejo con una de mis canciones más preciadas cuando los asuntos no van bien y la mente debe aplacarse un poco y el alma también. ¡Cántenla, va con subtítulos!
¡Hala, con Dios!
https://www.youtube.com/watch?v=p0VTAvYg98E
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