El figurante
En los rodajes cinematográficos suele haber unas personas designadas para que cuiden de que actrices y actores principales no sean molestados por los figurantes. De estos, de los figurantes, pueden existir dos ejemplos: los que llegarán a tener durante la grabación una intervención hablada y los figurantes “sin texto”.
Sería un poco largo anotar aquí los momentos que ha protagonizado como figurante Pedro Sánchez. Tal vez el más sonado fue el del pasado lunes día 14 de junio en la cumbre de la OTAN, donde, a mi modo de ver, hizo de figurante “sin texto” ante el presidente Joe Biden, como vimos en las imágenes de las televisiones. Por cierto, me gustaría reflexionar sobre el hecho de que la diferencia principal entre uno y otro es que Biden es casi seguro que sea un ciudadano estadounidense orgulloso de serlo, y ahora, además, norteamericanas y norteamericanos le han elegido presidente. Y todos sabemos que Sánchez es lo contrario, ya que no se caracteriza precisamente por sentirse orgulloso de ser español y, además, necesita de los votos -para seguir en el puesto- de los que están contra la Constitución de 1978; aunque ahora, por esas cosas de la aritmética parlamentaria, Sánchez Pérez-Castejón también es presidente de un país, pero sin que lo haya votado una amplia mayoría de personas.
Que Sánchez esté humillando al socialismo constitucional español (o lo que quede de él) no me preocupa ni es mi culpa, en todo caso la tienen quienes le han votado, aunque estaban en su derecho, claro está. Pero lo que molesta es que, siendo el presidente del Gobierno de España, representándonos a todos, con su actitud nos ofende y da a entender, de este modo, que no llega a calibrar el grado de importancia que tiene su cargo.
España, en estos tiempos, tiene varios problemas: entre otros, una muy reducida tasa de natalidad, un sistema educativo decepcionante, el alto número de personas en paro, ciertas políticas y políticos que no respetan los símbolos del Estado y parece como si no pasara nada; además de los problemas generados por la reciente pandemia y algo más preocupante de lo que se cree: la gente no está sabiendo volver a los pueblos. A mi parecer, los que vienen llegan con muy pocas ganas de trabajar, de realizar eso que los entendidos suelen llamar las labores “etnoecológicas”: segar prados y podar sebes de fincas, y en otro orden de cosas, por ejemplo, adecentar los caminos. Y un problema añadido es el presidente del Gobierno, que no da la talla, que nos habla como si fuéramos imbéciles. Sánchez, lo comprobamos casi todos los días, parece que cada vez más es un prisionero de los que le apoyan: separatistas, simpatizantes del terrorismo etarra y demás delincuentes. Los cambios en su Gobierno de estos días atrás, unos trueques solo para impresionar, vienen a confirmárnoslo. Por favor, que alguien le insinúe al figurante que deje de molestar. Nos está haciendo mucho daño.
Y en el último párrafo de este escrito quiero mostrar mi apoyo a las cubanas y los cubanos por todo lo que están pasando desde 1959, que se dice fácil.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

