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Una historia asturiana

19 de Julio del 2021 - José Luis López Tamargo (Oviedo)

Asturias no data. Siendo silícea, alpina, caliza y kárstica. Felechos gigantes jurásicos contemplaron el paso de saurios terribles, el arte parietal cavernario dejó huellas increíbles de manifestaciones sagradas y ritualísticas para aquellos seres ya “sapiens”. Asturias, cuya etimología nos lleva al río Ástura (Esla) y nos habla de ríos y abundancia en agua, de pobladores muy antiguos con pátinas de cultura acaso muy similar a lo vasco-cantábrico, pero sobre todo con una influencia panteísta céltica, con adoración a Deva, a Belenos, a Taranis, al luminoso Lug, al “Németon” astur-romano o bosque sagrado frondoso, donde mora lo numinoso. Existe, desde luego, una Asturias animista precristiana, con sus texos o teixos, marina, Monsacros y sierras con asturcones, xanas o hadas de cultura acuática, proclives a encantar a sus desveladores. Mitologías campesinas recreadas una y mil veces, de trasfondo supersticioso, neblinoso, no exento de alguna sabiduría. Pero nuestra comunidad histórica es mito fundacional cristiano de Don Pelayo, acaso un espatario hispanovisigodo de conexión o enlace claves con las gentilidades astur-cantábricas. Ni Asturias ni Cantabria existían como “constructos autonómicos”, el Beato de Liébana fue apologista de la monarquía asturiana –sita en la Gallaecia romana –, y nuestro Alcuino de York. Asturias tuvo como capitales a Cangas de Onís, San Martín del Rey Aurelio, la Pravia de Silo y el Oviedo magnífico y suntuoso de Alfonso II, sus palacios, basílicas, fuentes, vida cortesana y simbología un tanto mesiánica, providencial y milenarista. Existieron el “Liber Testamentorum”, Gonzalo Peláez de Coalla, Urraca la Asturiana, casas y linajes de lustre, monasterios importantes, campesinado sometido a mesnadas y crisis gravísimas de subsistencia, con fama de “loco, vano y mal cristiano”. Asturias tuvo en el cangués Luis Alfonso de Carvallo a nuestro particular Esteban de Garibay, asignando orígenes escitas, greco-romanos o célticos al antiguo y noble pueblo astur. Los asturianos, asturleoneses y sanabreses fueron quedando como nación rústica y algo desfasada en la corte castellana de los Austrias; se remedaba de modo pastoril y algo burlesco su habla típica y regional. Cervantes nos habla de Maritornes como moza asturiana un tanto zafia y maltratada por la vida, en su “Quijote” universal. Sin embargo, Doña Catalina de Oviedo, en “La Gran Sultana” cervantina, será ejemplo de elegante belleza y virtudes esplendorosas. Lope de Vega escribirá “Las Famosas asturianas”, que trata del arrojo y braveza de las mujeres asturianas y, en especial, de Doña Sancha. Asturias también vivió un movimiento ilustrado en toda regla, aunque a modesta y pequeña escala, con su Jovellanos, Agustín Argüelles “el Divino”, fustigador del tormento y la Inquisición y a favor de la libertad de imprenta y de ideas; el conde de Toreno y el fundador de la ciencia del derecho español, Francisco Martínez Marina. Son señeros Rafael de Riego, Flórez Estrada y el jurista Adolfo Posada. Ser asturiano es tener influjo de los “vientos del Norte” y empieza a identificarse con “liberalismo progresista”. Leopoldo Alas, “Clarín”, y Rafael Altamira se vincularán al krausismo pedagógico. Asturias será minería y revolución industrial muy transformadora, repatriación de capital indiano, casas del pueblo socialistas y cliché de “región roja, revolucionaria y dinamitera”. Aunque Vázquez de Mella fuera un ultratradicionalista derechista, se sintieran las voces de Arboleya y del reformista Melquíades Álvarez. Ortega, en un discurso en Oviedo, alentó al dinamismo asturiano. El franquismo será represor, pero, luego, supondrá proteccionismo para empresas públicas de gran calado y aluvión de gentes de toda España en busca de trabajo en una Asturias prometida. Llegará una democracia ilusionante, los triunfos socialistas, Conceyu Bable, decadencia y éxodo de juventud cualificada. La Asturias de los 135 años de la Fundación del Centro Asturiano de La Habana, de los 75 años del RIDEA. El Gijón/Xixón, playu eterno, de Quini, Tini Areces y Arturo Fernández. El Oviedo del Fontán, Salesas, Ópera y el Cristo. Avilés de Niemeyer y casco histórico. Les cuenques mineres de Alfonso Zapico y Aitana Castaño, el Occidente y el Oriente amadísimos. Asturias sale del túnel negro con talentos innovadores, empresas, turismo verde, alto gasto social.

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