Una historia asturiana
Asturias no data. Siendo silícea, alpina, caliza y kárstica. Felechos gigantes jurásicos contemplaron el paso de saurios terribles, el arte parietal cavernario dejó huellas increíbles de manifestaciones sagradas y ritualísticas para aquellos seres ya “sapiens”. Asturias, cuya etimología nos lleva al río Ástura (Esla) y nos habla de ríos y abundancia en agua, de pobladores muy antiguos con pátinas de cultura acaso muy similar a lo vasco-cantábrico, pero sobre todo con una influencia panteísta céltica, con adoración a Deva, a Belenos, a Taranis, al luminoso Lug, al “Németon” astur-romano o bosque sagrado frondoso, donde mora lo numinoso. Existe, desde luego, una Asturias animista precristiana, con sus texos o teixos, marina, Monsacros y sierras con asturcones, xanas o hadas de cultura acuática, proclives a encantar a sus desveladores. Mitologías campesinas recreadas una y mil veces, de trasfondo supersticioso, neblinoso, no exento de alguna sabiduría. Pero nuestra comunidad histórica es mito fundacional cristiano de Don Pelayo, acaso un espatario hispanovisigodo de conexión o enlace claves con las gentilidades astur-cantábricas. Ni Asturias ni Cantabria existían como “constructos autonómicos”, el Beato de Liébana fue apologista de la monarquía asturiana –sita en la Gallaecia romana –, y nuestro Alcuino de York. Asturias tuvo como capitales a Cangas de Onís, San Martín del Rey Aurelio, la Pravia de Silo y el Oviedo magnífico y suntuoso de Alfonso II, sus palacios, basílicas, fuentes, vida cortesana y simbología un tanto mesiánica, providencial y milenarista. Existieron el “Liber Testamentorum”, Gonzalo Peláez de Coalla, Urraca la Asturiana, casas y linajes de lustre, monasterios importantes, campesinado sometido a mesnadas y crisis gravísimas de subsistencia, con fama de “loco, vano y mal cristiano”. Asturias tuvo en el cangués Luis Alfonso de Carvallo a nuestro particular Esteban de Garibay, asignando orígenes escitas, greco-romanos o célticos al antiguo y noble pueblo astur. Los asturianos, asturleoneses y sanabreses fueron quedando como nación rústica y algo desfasada en la corte castellana de los Austrias; se remedaba de modo pastoril y algo burlesco su habla típica y regional. Cervantes nos habla de Maritornes como moza asturiana un tanto zafia y maltratada por la vida, en su “Quijote” universal. Sin embargo, Doña Catalina de Oviedo, en “La Gran Sultana” cervantina, será ejemplo de elegante belleza y virtudes esplendorosas. Lope de Vega escribirá “Las Famosas asturianas”, que trata del arrojo y braveza de las mujeres asturianas y, en especial, de Doña Sancha. Asturias también vivió un movimiento ilustrado en toda regla, aunque a modesta y pequeña escala, con su Jovellanos, Agustín Argüelles “el Divino”, fustigador del tormento y la Inquisición y a favor de la libertad de imprenta y de ideas; el conde de Toreno y el fundador de la ciencia del derecho español, Francisco Martínez Marina. Son señeros Rafael de Riego, Flórez Estrada y el jurista Adolfo Posada. Ser asturiano es tener influjo de los “vientos del Norte” y empieza a identificarse con “liberalismo progresista”. Leopoldo Alas, “Clarín”, y Rafael Altamira se vincularán al krausismo pedagógico. Asturias será minería y revolución industrial muy transformadora, repatriación de capital indiano, casas del pueblo socialistas y cliché de “región roja, revolucionaria y dinamitera”. Aunque Vázquez de Mella fuera un ultratradicionalista derechista, se sintieran las voces de Arboleya y del reformista Melquíades Álvarez. Ortega, en un discurso en Oviedo, alentó al dinamismo asturiano. El franquismo será represor, pero, luego, supondrá proteccionismo para empresas públicas de gran calado y aluvión de gentes de toda España en busca de trabajo en una Asturias prometida. Llegará una democracia ilusionante, los triunfos socialistas, Conceyu Bable, decadencia y éxodo de juventud cualificada. La Asturias de los 135 años de la Fundación del Centro Asturiano de La Habana, de los 75 años del RIDEA. El Gijón/Xixón, playu eterno, de Quini, Tini Areces y Arturo Fernández. El Oviedo del Fontán, Salesas, Ópera y el Cristo. Avilés de Niemeyer y casco histórico. Les cuenques mineres de Alfonso Zapico y Aitana Castaño, el Occidente y el Oriente amadísimos. Asturias sale del túnel negro con talentos innovadores, empresas, turismo verde, alto gasto social.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo