Oposiciones de enseñanza
Finaliza el proceso de oposición de educación en casi toda España, que tocaba en Secundaria, pospuesto del año pasado por el covid; alterna a pares y nones con Primaria.
Ha afectado a muchos miles de candidatos, con ilusión, edad y experiencia muy diversa. "Cada uno cuenta la feria según le va", de modo que la suerte parcial propia puede determinar su juicio sobre toda la mecánica del proceso. Por haber salido airoso del vía crucis, me atrevo a hacer algún comentario sobre el proceso.
Ha mejorado el sistema de información y cita. Por lo demás, en un momento de cuestionamiento de todo el mecanismo de acceso a la función pública y del abuso de la interinidad, y sabiendo que la mayor parte de la reforma en dicho acceso ha de ser de ámbito nacional, común a todas las CC AA, con lo que no dejamos de hacer un gratuito brindis al sol, estará todo a la espera de que una comisión de especialistas, uno por región bastaría, se ponga a trabajar en serio sobre ello. No es defendible que según regiones los interinos con la misma antigüedad y edad tengan suerte tan diversa entre la estabilidad y la cuerda floja. Aquí los asturianos salen perdiendo.
Me atrevo a sugerir que el temario no es del todo representativo del contenido de lo que se ha de impartir luego, y que si no queremos premiar lo que coloquialmente se llama "quiniela" (estudiar unos pocos temas y tener suerte en sorteo, lo que puede ser mejor que haber preparado todo), falta una prueba test con un par de preguntas de cada tema, con lector óptico que ahorre trabajo de tribunales y bochorno presencial al que cayese eliminado.
Falta que el tribunal pueda hacer preguntas a partir de la lectura del examen de tema y comentarios, como sí se hace en otra parte con legislación y terminología específica pedagógica, siendo la oralidad una necesidad específica de la profesión.
Sobra una extremada rigidez formal, de microscopio, exageradamente penalizada más allá del cero en el más mínimo descuido, con un soporte de programación que se entrega. Simboliza una inversión de jerarquía de prioridad entre lo administrativo y lo docente, entre la herramienta y su contenido.
Es obligado agradecer en este proceso concreto la amabilidad y humanidad del tribunal que me ha tocado, el número 6 de Geografía e Historia, y en particular de su presidente. La empatía ante el mal trago para todos los implicados se percibió.
Gracias y a ser el profesor que tuvimos, el que quisimos tener, o el que querríamos para nuestros hijos.
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