Aprobamos nuestra oposición, por fin
Mi hermana acaba de aprobar su oposición a profesora de Secundaria. Y digo su oposición, como si le perteneciera, porque el examen llega a convertirse en la parte esencial de la vida, de su vida, de nuestras vidas. Comienza ahora una carrera profesional digna, 25 años después del inicio de su tarea como enseñante, y tras haber pasado, prácticamente, por casi todos los institutos de la región. Me pregunto cómo se puede realizar una labor apropiada y precisa dentro de la educación (o de la sanidad, otro ejemplo más) en estas condiciones tercermundistas de precariedad e inseguridad, con un ímprobo esfuerzo para la motivación y el mantenimiento de la ilusión por superarte en tu trabajo, año tras año, mes tras mes, día tras día, contrato tras contrato. Las administraciones públicas, que legislan y exigen a la iniciativa privada, en todos los ámbitos, que mejore las condiciones de su personal, se mantienen aquí como garantes del trabajo indecente, abusivo, humillante, amparando una gestión vergonzosa y vergonzante de la interinidad, que hemos de calificar como repugnante en una nación que se define como moderna, avanzada e igualitaria. Mi hermana ha aprobado, toda la familia hemos aprobado. Ayer, ni ella ni nosotros podíamos parar de llorar... de alivio y de alegría.
Carmen Álvarez Jiménez
Oviedo
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