Hay que felicitar y apoyar al movimiento olímpico
Son muchas, demasiadas, las dificultades que ha tenido que sortear la organización de unos Juegos que se han celebrado con un año de retraso y que hasta última hora han estado pendientes de la evolución de la pandemia. Afortunadamente se han podido poner en marcha, contra viento y marea, y esperamos que se puedan desarrollar sin mayores contratiempos, para que el movimiento olímpico pueda seguir avanzando y para que, cada cuatro años, podamos seguir disfrutando de un espectáculo único en el mundo, en el que se dan cita y comparten emociones deportistas de la práctica totalidad de países.
Para cualquier deportista, participar en unos Juegos Olímpicos es un grandísimo honor tanto por el hecho de competir en la manifestación deportiva más importante como por la oportunidad de representar a su país y luchar por las medallas. Es desde esta perspectiva desde la que hay que considerar los Juegos como una oportunidad extraordinaria, desear que la presente edición de Japón resulte un éxito en cuanto a las marcas, y confiar que París 2024 se pueda celebrar sin sobresaltos, por el bien del propio movimiento, del espectáculo, y especialmente de los deportistas, que son los que, en definitiva, le dan sentido a un acontecimiento de esta dimensión.
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