Oposiciones: el azar, un elemento más
Después de leer la carta de la lectora Belén "Oposición o lotería" del pasado 25 de julio, me quedo altamente sorprendida por la necesidad que tiene la Consejería de Educación asturiana de hacer una distribución de plazas por tribunal para asegurar, supongo, la máxima equidad en este proceso de oposición-concurso.
Tribunales formados por un presidente o una presidenta, que designa la persona titular de la Consejería competente en materia de educación, y cuatro vocales elegidos por sorteo público entre personal funcionario de carrera en activo del mismo cuerpo y especialidad que las plazas convocadas (catedráticos y profesores con competencia docente). Tribunales que disponen de unos específicos criterios de valoración de las pruebas de la fase oposición, complementados con minuciosos indicadores debidamente puntuados, en los que se valora no solo el conocimiento de la materia de la persona que oposita, sino también sus habilidades técnicas para resolver una serie de cuestiones que se le proponen, así como su aptitud pedagógica y dominio de las técnicas necesarias para el inicio del ejercicio docente, la coherencia en el contenido de una programación y el conocimiento de la ley vigente. Es decir, todas esas cuestiones a las que se enfrenta diariamente y durante años cualquier docente en su actividad profesional.
Me pregunto, después de haber trabajado 36 años en la enseñanza pública con compañeros y compañeras dedicados plenamente a esta profesión, ¿cómo es posible que con este personal tan cualificado que compone los tribunales no se tenga la suficiente seguridad de que cada uno de ellos sea capaz de asegurar la máxima objetividad y transparencia durante el proceso? ¿Es que acaso la Consejería no considera que los profesores asturianos sean verdaderamente profesionales? ¿Cómo puede ser que se tengan que tomar medidas injustas para garantizar la igualdad en la distribución de plazas y que el proceso se convierta en una verdadera lotería para gran parte de los opositores que han sido capaces de demostrar su alta capacidad y preparación para superar con gran éxito esa fase de oposición?
Opositores y opositoras que no solo cuentan con altas calificaciones en esta fase de oposición, sino que además concursan demostrando una cualificada formación personal al disponer de puntuaciones más que competitivas en sus méritos (siendo el baremo de méritos un 40%). Opositores y opositoras que al final de todo el proceso obtienen puntuaciones que les colocan en posiciones óptimas para obtener una plaza y que ven cómo quedan excluidas del reparto por no una sino hasta diez personas con puntuaciones finales más bajas pero que, por azar, han caído en un tribunal donde se han repartido plazas a bajo coste. Yo, como profesional de la enseñanza, tampoco lo entiendo.
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