La caza social en Asturias: las razones de una protesta
Sería perder la objetividad el no considerar la caza social como un actor beneficioso para la sociedad. Es hora de que el Ejecutivo regional deje de enredar de una vez por todas y tome en serio a los cazadores del Principado sin ampararse en una simplista categorización de los problemas que la actividad cinegética asturiana acusa con gravedad. Las protestas llevadas a cabo tienen un sentido real y objetivo: son las consecuencias directas en sentido negativo que vienen de lejos, que padece el sector, obligado a tener que desarrollar una financiación de sus estructuras que para muchas gestoras se ha hecho inalcanzable y a otras se les convierte en la sensación de padecer un verdadero calvario que, de seguir por este camino, les hará tener que entregar el testigo.
Tiene el Ejecutivo que asumir su responsabilidad y abandonar la arbitrariedad del desamparo con que actúa en relación a la caza social; deshacerse de esa postura cómoda de un Gobierno ensimismado, lo que significa una irresponsabilidad en un momento crucial en el que está en juego la permanencia y sostenibilidad de una actividad que defiende el medio ambiente como nadie y resulta un motor económico formidable.
La caza social en Asturias es un soporte básico en esa línea de controlar, fomentar y proteger cualquier tipo de fauna silvestre. Todo esto se puede perder.
Eduardo Bros Martínez
Oviedo
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