La inflación ya escala hasta el 3%
Mientras Errejón está muy ocupado (que no es lo mismo que preocupado) en que la jornada laboral sea de solo 32 horas (le han dado 50 millones de euros para que se entretenga con eso) y con la salud mental de los españoles; mientras Yolanda Díaz está centrada ahora en subir otra vez el salario mínimo interprofesional; mientras Casado sigue llamando mentiroso a Sánchez (aunque, como hizo JFK con Nixon, no va a espetar al respetable público si le comprarían al Presidente un coche de segunda mano, porque no tiene autoridad moral); mientras colea el lío que montó Abascal en Ceuta al llamar quintacolumnistas de Marruecos a los musulmanes españoles de la ciudad, que no quieren ser marroquíes y que son, como mínimo, tan españoles como él, mientras el president Aragonés, aunque es catalán, no va a la conferencia de presidentes de CC AA porque su ridículo discurso y sus aliados le obligan a marcar distancias; en fin, mientras en este gallinero seguimos con nuestras tradicionales cosas, unas de justicia, otras asuntos menores y la mayoría tonterías, nadie se ocupa de lo verdaderamente importante. Si saliera el presidente del Gobierno en la televisión y dijera a los asalariados que les va a quitar un 3% de su nómina habría movilizaciones en las calles y la encantadora oposición le diría de todo menos bonito, pero si la inflación sube al 3%, que es donde ya la tenemos, y que significa exactamente lo mismo, no pasa nada, nadie se tira al monte y nadie dice nada al respecto, ni el Gobierno y sus aliados ni la variopinta oposición, siempre enfadados entre ellos, pero siempre acostándose en la misma cama. Son todos encantadores. ¿Había alguien, en su sano juicio, que pensara que emitir papel moneda, sin respaldo de valor, como si fueran cromos, no iba a tener desagradables consecuencias? En los EE UU regalan cheques a la gente, que gana ya más en casa sentada que trabajando, y dan ayudas milmillonarias a las empresas y grandes corporaciones, y lo mismo se hace en Europa, salvando aerolíneas, pagando ERTE o regalando ordenadores a la gente. Macron reparte dinero gentilmente para que la gente compre ordenadores como Zapatero, que hizo lo mismo, pero vendiendo el expresidente para sus ocurrencias 1/3 de las reservas de oro del Banco de España. No sé qué es peor. Así que mientras Occidente sigue deslizándose hacia el abismo y, entre otras cosas, la inflación ya escala hacia la hiperinflación, los políticos seguirán con sus cosas y los ciudadanos centrados en quién es la verdadera bruja, si Olga o Rociíto. Maravilloso.
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